El tiempo no tiene alas pero bien que vuela... Ya ha pasado casi un año desde aquel 29 de Noviembre, día en el que nuestra hija descubrió este Mundo...
Nació recolorada, parecía un cangrejito remojado en sopa. Toda en ella era pequeñito, pero grande sus ganas de vivir y dueña de una luz propia que ilumina nuestras vidas...
Yani, a pesar de lo duro que resulta un parto, estaba muy bien y más linda que nunca. El parto fue natural y sin complicaciones. La espera no fue larga y pude ver a mi hermosa hija y a mi linda mujer casi a las 7 de la noche. Sólo me permitieron estar con ellas hasta las 7:30 de la noche. Feliz, tuve que ir a trabajar esa misma noche. Pedi permiso para cuando ellas salieran del hospital y así pasar más tiempo con ellas.
Yani, producía tanta leche que parecía una vaca pero en versión chiquita. Sólo aprecien esta foto con un buen par de razones que reafirman lo dicho...
Hacía mucho calor por las noches, sin embargo ella lucía como un esquimal en invierno...
En los primeros meses subió mucho de peso (una versión de Jabba el Hutt pero en versión preciosa) y creció más allá que el promedio.La mami ya se alista para el primer año... Hemos planeado bautizarla y hacerle una fiestita celebrando su primer añito.
Tiene la costumbre de chuparse el dedo para dormir o para evitar que la mami le de una cucharada más de sopa... Está enorme la nena y muy hermosa. En casa dos usamos babero: Camila y alguien más que no voy a decir su nombre pero ya se imaginan de quien se trata...