jueves, febrero 28, 2008

"So tired..."


Quería terminar de escribir el cuento de las tortugas (sin alusión auto-personal) pero me resulta imposible por lo agotado, física y mentalmente, que llego a casa. Y Vale preguntando cada día si ya me pagaron o no, creo que está esperando ese día para pedirme algo especial. Llego cansado, creo que es por la presión diaria, pero igual salgo un ratico para relajarme. Ayer salimos a caminar con Vero, mi sobrina mayor, y que gracias a la intermediación de Luzmila, mi hermana, se queda a estudiar en San Juan, asi es que voy a estar más al pendiente de sus estudios. La pequeñita Vale también se queda. Este año, entonces, voy a ser "padre" de dos niñas. Nota mental: Buscar nuevo empleo...

Cada día me resuta monótono y por ende frustrante. Quizás deba relajarme y enfrentar las cosas con gracia, sin dejar de ser responsable pero no tomándome muy a pecho las cosas.

Estuvo a punto de quedarme dormido. El despertador del celular no sonó y me desperté pasadas las cinco de la mañana, y que tuve que darme algo de prisa para alistarme. Un rápido duhazo recaliente y tomar desayuno con galletitas soda y al vuelo. Estuve viendo las fotos de los Beach Kids (mis sobrinos) en las playa y quedaron rebien. La pasaron lindo y yo trabajando... Pero igual hice la promesa de no ir nunca más a la playa por la agresiva del Sol, o en todo caso de los rayos solares, sobre mi piel.

El dìa de hoy se pinta menos pesado que ayer. Salí almorzar a las 2 y 30, y regresé para seguir con la chamba que se prolongó hasta casi las 7:00 de la noche. Cometí un craso error de apreciación y que al parecer no trascendió porque de lo contrario me hubieran hecho pasar un mal rato. Menos mal que cuento con el apoyo de muchas personas.

Ayer Eve me dijo algo agradable: "Le caes bien al todo el Mundo" y yo haciéndome el humilde le he respondido "¿De veras?". Creo que se me subió el ego más arriba de la cabeza... Tengo que manejar esa situación se supone que debo mantener la ecuanimidad. Pero igual me gustó lo que me dijo, y si su fin era sólo hacerme sentir bien, lo logró y con creces. Lo que hasta ahora no me creo es que hay varias chicas que me quieren conocer... Je je je. Eso no lo puedo creer. Definitivamente, Eve es una muy buena amiga. Por lo menos me cae en gracia su amistad. Ella es mamá de dos niños, y más que mamá parece su amiga.

Bueno, un nuevo día, espero que con mejores perspectivas, un cerro de pendientes que tengo que ir horadarlo hasta convertirlo en un suelo raso donde tumbarme y descansar... I need an ice cream...

jueves, febrero 21, 2008

Las cosas que me joden...

Son aquellas situaciones que no se pueden manejar, que surgen de manera inesperada, y que contradictoriamente no son accidentes porque hay premeditación de por medio, provocando sinsabores...


6 y 30 de la tarde, salí del trabajo y abordé un bus con destino a casa. Habían varios asientos disponibles y escogí uno al lado del pasillo a mitad del bus. A mi lado, junto a la ventanilla, se encontraba una señores joven con su hijo de pocos meses en brazos. La señora era morena, cabello corto y ensortijado, facciones duras e inexpugnables, pero que cambiaban cada vez que veía a su bebé. El bebé, calculé, tenía cuatro o cinco meses y poseía el mismo color que su madre y los cabellos rizados. No habíamos avanzado más de tres cuadras, lentamente, sacudiéndonos a causa de los baches del asfalto, cuando de pronto un grupo de muchachos se acercó hostilmente al vehículo en marcha. Uno de ellos, delgado y con ojos vivaces, llegó casi a la ventana abierta blandiendo en su mano un globo lleno de agua. Con acertado cálculo lanzó el globo con gran brusquedad. Éste, atravesó sin obstáculos la ventanilla abierta con dirección hacia la señora y su bebé. Como si se tratase de una película en que la acción transcurre en slow motion, vi al globo aproximarse... Sólo atiné a poner mi cuerpo y cerrar los ojos. El impacto fue violento. El globo estalló en mi hombro mojándome enteramente y salpicando al bebé que estalló en llanto.


La indignación, sorpresa, eran obvias. Algunos pasajeros pidieron al chofer que detuviera el bus. Se bajaron dos señores en busca del muchacho que arrojó el globo, más no lo hallaron porque desapareció como alma que lleva el diablo. Hecho una sopa llegué a casa y no me dio vergûenza. Respiraba una tranquilidad de haber hecho lo que tenía que hacer…


Dos de la tarde… Kev, mi sobrino de 14 años, espera el bus en el paradero a dos cuadras de su casa. Escucha música en el MP4 que Allen le prestó. Una mototaxi pasa frente a él a baja velocidad. Avanza unos poco metros y retorna. Se detiene frente a Kev, que no nota nada extraño. Se abre la puerta y descienden dos chicos no mayores que él. Uno de ellos está armado de una objeto cortante. Lo amenanzan. Lo revisan de pies a cabeza. Le arrebatan el Mp4 y el celular que su padre le compró. No entiende lo que pasa, se siente en medio de un huracán, zarandeado, violentado…

(Continuará…)

sábado, febrero 09, 2008

Visita al Parque Zonal Huáscar - Villa el Salvador



Era la primera vez que iba al Parque Zonal Huáscar y la verdad es que me impresionaron sus dimensiones. Una versión a gran escala del Parque de la Amistad en Surco. Sólo faltaba el tren...


Sábado deportivo pero como siempre, llegué tarde... La mayoría vive por Villa, yo no, asi es que tuve que ir hasta mi casa, darme un buen y refrescante duchazo, cambiarme y salir. El calor era insufrible como los pesados mosquitos que me estuvieron picando en las piernas y brazos. Sólo un pequeño grupo del gran contingente que fue se quedó, pero los suficientes como para jugar un par de encuentros en una cancha con más agujeros que superficie lunar. En una jugada pisé mal y me torcí el pie.


Acabados los encuentros fuimos a hacer un recorrido por el parque, pero como estábamos casi a hora de cierre nuestra visita fue meteórica. Aquí unas cuantas instantáneas de lo visto y vivido:




Una Panorámica de la laguna artificial del Parque Zonal Huascar. Una laguna de grandes dimensiones y en donde se puede pasear en botes a motor y a pedal.

¿Un abrazo...? ¡Nóooooooooo! Yo sólo abrazo a mi mujer y a mi sirvienta... "El abuelo" se hizo un par de jugadones en los encuentros como en sus buenos tiempos...

Me impresionó la larga cabellera de esta chica. Debe de tener cuidado de no pisarlo y tropezarse con él. Casi le llegaban a los talones... Aprecien bien la foto, les aseguro que no miento...

"Conde": ¿Prisionero de su belleza...?

Globitos... Curiosa imagen de un vendedor de globos, vean la forma de su "pancita" como si la usara para marketear su mercadería...

María, "Madre Coraje", con sus dos hijas. Nueva trabajadora del almacén y delegada de una sección. Tiene fuerte carácter e ideas claras. Fue un gustazo conocerte.

Un vagón...

Otro "vagón"...

¿La Isla de los Simios? Hay quien dijo que se parecían a Zapata pero yo desmiento esa información..., son igualitos... Lo que se hereda no se hurta...

Comparemos... !Igualitos!

Amplísima laguna artificial. Botes a motor en desplazamiento armónico...

Conde y Walter, ¿amor crepuscular?


Una competencia desleal... Bote a motor Vs. Bote a pedales...

No sé, pero esta imagen me recordó la canción de entrada de una serie animada antiquísima: "Ángel, la niña de las flores..." Conde, siempre fashion...


Condorena... Esperando el antidoping, y rogándole a su papi Alayo que lo deje jugar a su lado...

El "loquito" Gomero

Zapata y los "destructores": García y Guerra...

Cri-Cri en un break...

El "Chatito" Arias ... Mi nueva pareja... En la compu, siempre aclarando... Chato no me decepciones !éh!

García y Walter

lunes, febrero 04, 2008

Atardeceres y reconvenciones...


Un lindo atardecer... Salí a las cinco del trabajo y a pesar de que en los días anteriores el Sol más que un amigo se convirtió en un implacable verdugo, hoy, nos dio un break, por lo menos en la tardecita, y hasta corría un aire fresco-fresquísimo que me acompañó de camino al paradero. A pesar de que resulta bastante tedioso desplazarse por las sueltas arenas de Villa, hoy, lo hice con paso cansino, pausado, y disfrutando de los vientos frescos...

Bajo del bus y apenas me asomo por el barrio, Vale me reconoce y corre en pos de mi encuentro. Me preocupa que cruce la pista sin mirar a los lados. Llega a mi y me abraza de las piernas. Le digo que antes de cruzar la pista mire a ambos lados mientras correspondo a su abrazo. No me da tiempo para decirle nada más pues me lleva casi a rastras a la tienda de la esquina...

La estuve contemplando correr por el parque y las veredas. Corría tras la bicicleta de Michelle, pronto esta le saca mucha ventaja pero Vale no para de correr. Me ve sentado en la entrada de casa y cruza la pista, otra vez, sin mirar. Michelle que le había sacado una vuelta de ventaja apenas alcanza a frenar y derrapa acrobáticamente por la pista. Un poquito más y golpea a Vale. La llamo a Vale y con tono fuerte la reprendo severamente. Le digo que está castigada por hoy y que pase a casa. La abuela la defiende, pero yo me mantengo en mis trece. Bajo el tono y le explico de lo peligroso que resulta cruzar una pista sin mirar, ella atiende y acepta el castigo. No llora, no reclama, sabe que ha hecho algo malo. Sólo baja la mirada y pone la cara tristona que me conmueve hasta el tuétano. La abuela me pide que la perdone y yo que no... Subí a mi habitación a recuperarme del susto... Pasados unos cuantos minutos ya la abuela le había levantado el castigo y asomado por la ventana veo a Vale correr por las veredas y el parque bajo la atenta mirada de una engreidora abuela. Mi madre siempre ha sido asi con sus hijos y ahora con sus nietos...


"Día Lunes..."

Lunes muy de mañana, aún somnoliento espero en el paradero del Puente Atocongo al "Venegas". A diario y a la misma hora veo a las mismas personas: La chica del "Elvira", de tez trigueña y cabellos cortos, acompañada de su madre y sus pequeños hermanos, el chico del "José Olaya" y su actitud de autosuficiencia, la señora gordita de ojos grandes y ojeras pronunciadas, el señor del cabello bien peinado y bigotitos perfectos...el "Venegas" da la vuelta y todos se agolpan en las puertas para subirse en él, gente rezagada corre para alcanzarlo. En el fondo del bus, sentada, la chica de tez blanca, cabellos largos claros y ondeados... Durante meses hemos viajado juntos. Siempre la he mirando con el rabillo del ojo o alguna vez con total frescura. Le calculo unos doce o trece años, por su seriedad le pondría más, pero, prefiero imaginarlo así. Siempre con su chompa granate que hace juego con el tono rojizo de sus cabellos. Yo, me encontraba en los doce años, tiempo de cambios, crecimiento y otras reacciones incontrolables en mi organismo. Sin, embargo, con aquella chica, mi actitud era pura y meramente "observativa". Me recordaba a las "Mamachas" de los cuadros de la Escuela Cuzqueña que había visto en las clases de Educación Artística del profesor Bustos. La miraba embobado... Ella bajaba en Surquillo y yo en el puente Ricardo Palma de Miraflores... Me encantaba coger aquella ruta, porque podía ver a mi antiguo colegio de ladrillos color marrones y su puerta antíquisima... Cruzaba La Paz y llegaba a la juguetería de grandes ventanales, todavía cerrada, allí, estaban los carritos metálicos que tanto me encantaban. Más de una vez, siendo pequeño, lloré colgado de la falda de mi madre por uno de ellos..., ahora con otra actitud los veía, pero, no con el deseo de antaño, ya era mayor para esas cosas... Pasaba por el frente del "Elvira", chicas asomadas por las ventanas del segundo piso te mandaban besos volados y risas al viento. Al frente el pimbol de Miraflores. Cruzaba Larco y llegaba al parque central y avanzaba de manera diagonal hasta llegar a la mole de la Iglesia de Miraflores, lugar donde hace un par de años hice mi Primera Comunión, lo que más recuerdo de aquella ocasión son los pellizcos de la catequista para que cruzáramos los brazos antes de entrar al templo... Llego al parque Kennedy, luce desierto e inerte. Bajo hasta la calle Bellavista. A mi izquierda el Bowling de Miraflores (el pimbal más grande y del que eramos asiduos concurrentes, aunque, muchas veces tuvimos que escapar al vuelo por las recientes batidas). Volteo a la derecha un par de cuadras hasta llegar al portón metálico de un color oscuro indefinido. Todavía no hay nadie. La gente del lugar sale a trabajar o llevan a sus hijos al colegio. Poco a poco empiezan a aparecer rostros conocidos de algunos compañeros o de niños de otras secciones. El auxiliar llega con premura y abre la pequeña puerta ubicada en el vientre del portón... Somnolientos, tímidos ingresamos al local. Es difícil determinar el tiempo de esta construcción. Aulas de quincha con techos de eternit ondeados sujetados con ladrillos, el patio principal que hace de loza deportiva, luce grietas y desniveles en varios sectores, los arcos de madera empotrados en el concreto que usamos para jugar fulbito, al fondo y alrededor un pequeño muro de concreto pulido que nos sirven de asientos. Lo más destacado se encuentra a la derecha del portón de entrada, los baños. La construcción en este ambiente es reciente, todo allí luce nuevo y contrasta con el resto de edificaciones. Algunos niños entran a los baños, otros permanecen en el patio formando grupos que hacen de la espera un momento de relajo con risas libres y juegos de manos. Yo, prefiero ir al salón a esperar la llamada a formación. Mi salón se encuentra al fondo del patio, a la mano izquierda. Hacia allá me dirijo, cruzo el frente del 2do. B (el único salón con ventanas de vidrio), sigo avanzando y casi al frente de 2do B se encuentra el 2do. C, sin puertas y un enorme hoyo rectangular que hace las veces de ventana y que apenas empiñándose uno se puede ver el interior del salón. Sigo caminando y doy con mi salón. Hay que tener cuidado, pues, en la entrada hay dos peldaños altos que nos conduce a un subnivel. El color beige de las paredes y el zócalo terroso hacen juego con el marrón de las tres filas de pupitres bipersonales. La pizarra de un verde oscuro (pintada en la pared) acompañada de la infaltable mota y pedazos de tiza. Una pequeña carpeta que hace las veces de escritorio de los profesores y una silla sencilla que le hace compañía. Y al fondo del salón , en el punto extremo, una entrada, que a través de un pasillo, conduce a otro salón (un salón dentro de otro salón).

El timbre suena a las ocho en punto. El auxiliar de secundaria con su vara ordena desalojar los salones. Todos tienen que estar en el patio. Se forman las filas con desgano. Los más pequeños adelante, los grande detrás. El auxilar adjunto, Gonzáles (moreno alto), supervisa con su vara la formación y la rectitud de las filas. Otro Lunes sin química. Siempre nos toca química a la primera hora. No recuerdo haber recibido una clase de química en Lunes. Cuando las filas ya están formadas y sólo el silencio impera, el director ordena cantar el Himno Nacional. Cientos de voces se confunden, unos llevan prisa, otros se retrasan, Gonzáles con su vara pone orden al desconcierto. Algunos se ríen y para molestar comienzan a cantar a gritos... La ofuscación en los profes y el director son evidentes. El director mantiene la compostura y se manda un discurso que dura mucho tiempo... Y para aquellos que estábamos despiertos nos conduce nuevamente a la modorra y al aburrimiento. Bueno, menos mal que no tendremos Química a la primera; a otros les va peor porque tienen que perder la primera hora de Educación Física y los partidos de fulbito.

La segunda hora es de religión. El "Curita", formalito al vestir y de aspecto y modos "delicados" nos dicta el curso. Su clase, también, consiste en exposiciones y después paséandose (contorneándose), con las manos libres como palomas, nos habla de Dios, amor y bondad mientras acaricia nuestras cabezas, rostros y pechitos. Abraza a muchos, algunos corresponden a su abrazo, como aquel compañerito que, mientras, soba la espalda al "Curita", une pulgar e índice dejando los dedos restantes levantados... Todos tenemos en claro las tendencias del "Curita" y nos mostramos a la defensiva, lo rechazamos y otros no...

Luego la hora de Historia del Perú con Pastor Dávila. No sabemos como obtuvo el título del maestro. Parece un auxiliar más, pues, siempre lo vemos más preocupado por la conducta de los alumnos por patios y aulas como un ave de rapiña. Sus clases consisten en coger el libro de historia, leer rumiando y explicar aquello que ha entendido. Si añadimos como característica, suya (muy suya), peculiar la debilidad de su memoria de corto plazo, sus clases se vuelven insufribles. Se ve forzado a recurrir al texto a cada instante u otras veces sólo lo lee (o pretende hacerlo). También es practicante activo del castigo corpóreo (en otra vida debió formar parte de la Inquisión). Tiene como instrumentos de tortura, una pequeña regla con hoyuelos y una vara de madera enorme. A mí me presentó a la vara grande. Cuando una vez, estando en plena clase, los rayos solares de un Sol radiante se filtraban por los huecos del techo y daban contra mi cara. La luz me obligaba a cerrar los ojos y hacer un mohín de incomodidad. A Pastor le pareció que me burlaba de él, no me dio tiempo de explicar y un varazo seco impactó contra mi cráneo. U otra vez (cuando llueve todos se mojan) se le ocurrió revisar cuadernos. Nadie llevó cuadernos aquel Lunes fatídico.Castigo general. Todos teníamos que ir al cadalso. Pero, nos confería una gracia, podíamos elegir el castigo. "Reglita" o "Caricias". El primero, Minaya, escogió "reglita". En dos ocasiones esquivó la regla, la molestia de Pastor era grande y a la tercera fue la vencida... La lanzó con tanta fuerza que aún resuenan en mis oídos el impacto de la regla contra la mano de Minaya y el "¡Ay!" que retumbó, como eco, en todos los espacios y recodos del Aula. Minaya tambaleándose y agitando la mano con fuerza se dirigió a su carpeta con algunas lágrimas en su ojos... Tocó mi turno, escogí "caricias". Con ambas manos frotó mis orejas hasta sentirlas arder como "chicharrón a la plancha" y aplicó doble palmada, como platillos, sobre mis mejillas... Así desfiló todo el salón, algunos sonreían nerviosamente y les iba peor. Todos escogían "caricias" y regresaban con las mejillas coloradas. Hasta le "cayó" a Proaño, el chico más calladito del aula, aquel que sacaba puros veintes en conducta. El timbre de recreo nos hacía huir del salón. Ir al cafetín, comer un pan con huevo o palta y observar los partidos del Mundial en la pequeña TV blanco y negro.

Después del recreo, Formación Laboral. El curso más aburrido. Los palitos, los hilos de colores no compaginaban con nuestras actitudes de hombrecitos en pleno desarrollo... Luego Educación Física. Nos quitábamos los uniformes en forma apresurada y corríamos al patio. Hacíamos calistenia y ejercicios tratando de no molestar al profe para que nos de más tiempo para la pichanguita... ¡Qué hermosos días! Días sin preocupaciones ni temores. El Mundo nos sonreía...