"Bemoles..."

"No seas won, qué ejemplo me estás dando, tú haces todo lo que ella quiere, te desvives por ella, y en la primera te clava la puñalada... No deberías hacer nada por alguien que no vale la pena...", un consejo del pequeño Juan tras enterarse de mis apremios y desventuras... Y aquellas palabras continúan rebotando dentro de mi cabeza...

No sé cuándo se jodió todo, abro los ojos, sorprendido y pongo sobre el tapete, pruebas, como piezas de dominó (siempre exagerando), de lo efìmero, tirante y subjetivo que puede resultar mantener una amistad. Soy un palurdo inconsciente que no sabe separar, en ocasiones, lo amical de lo laboral y peco por exceso de confianza, bajo la guardia y recibo un cross de derecha e izquierda en la ingle... Todo esto me ha afectado mucho. El Lunes, con mi nuevo horario, llegué con el ánimo al tope para verlo poco después regado, pisoteado, humillado por los suelos. He perdido confianza, aún no lo puedo asimilar, siento que el puente comunicacional se ha roto y hecho jirones...

Obvio que no puedo juzgar y menos condenar sin conocimiento de causa por más que mi cabeza deduzca y hasta especule... Tiempo al tiempo, y que este despeje la niebla que ahora cubre nuestra amistad...

Por otro lado, sigo aprendiendo a ser padre... Vero ya está creciendo, ya dejo de ser mi niña y se está convirtiendo en una linda señorita. Y como todo crecimiento involucra cambios aún no logra asimilar algunos. Se ha vuelto muy sensible, llora con frecuencia. Mamá la riñe y ella en lugar de responderle llora como una niña. Yo hablo con ella y termino al final por engreirla como siempre, en el fondo y a flor de piel sigue siendo mi niña, mantiene intacta la dulzura e inocencia que me conmueve intensamente.