lunes, enero 15, 2007

Verónica

Vero no está bien. Los médicos dijeron que sufre de hepatitis, en cristiano, una inflamación al hígado. Después de varios exámenes llegaron a esa conclusión. Los días previos su mamá nos dijo que paraba muy cansada, que sólo dormía y carecía de apetito, y que sus ojos se habían tornado amarillentos. Se supone que por sus bajas notas no podía venir a mi casa pero parece que son las enfermedades y la cercanía a centros de salud las que le hacen cambiar de parecer. El Jueves, su madre, o sea mi hermana, la trajo y mi madre, la mía mama, la llevó al centro de salud más cercano, que quizás no tenga los lujos ni las comodidades de una clínica pero que no deja de tener una buena plana médica. Le mandaron una dieta exenta de de grasas, tener sus usos y enseres separados del resto y reposo absoluto.

El domingo pasé el día entero con ella. Ella es una niña retierna. Yo le vi dar sus primeros pasos y me dolió en el alma cuando sus padres se mudaron y se la llevaron a vivir a los arenales de Villa el Salvador, un lugar no tan lejano de casa aunque de aspecto hostil por la ausencia de asfaltado y veredas que convierten en lugar en un foco de enfermedades. La quiero como si fuera mi hija y vivo al pendiente de su desarrollo y más aún cuando padece de una pesada enfermedad o desequilibrio neurológico como es la epilepsia, mal del que se viene tratando desde hace aproximadamente 6 años. El domingo vimos "Vacaciones en Roma" una antiquísima comedia romántica, protagonizada por la hermosa Audrey Hepburn, que le gustó mucho. Mientras apoyaba su cabeza sobre mi pecho, sus ojos atentos seguían la encantadora trama. Yo acariciaba sus cabellos y por unos instantes recordaba todo lo que está niña me había hecho padecer... Largas horas de preocupación tras ser llevada a un hospital en medio de un ataque de ausencia que me asustó mucho. Pensé lo peor, pensé que se iba a morir... Pasaron semanas y los temores se disiparon, tuvimos varios sustos más pero al final nos acostumbramos a vivir con su enfermedad. Tiene que estar medicada por un largo periodo de tiempo, quizás de por vida. Recordé las veces que iba con ella al hospital María Auxiliadora y como de manera serena descubría su brazo para que la enfermera aplicara un duro torniquete para extraerle, con una inyección, una poca de sangre para hacer análisis o las veces que engominaban sus cabellos para colocarle los electrodos para un encefalograma. Tantas veces había estado en un hospital que los médicos y enfermeras se quedaban impresionados por la docilidad y tranquilidad de esta hermosa niña. Le tomé una fotografía y al verla pude notar más claramente su palidez y los kilos que había bajado. Siempre ha sido muy fotogénica, sin embargo ahora las tomas no le favorecían... Las fotos que muestro difieren en tiempo apenas por diez días...


De bebé era blanca, de grandes mejillas como un copo de nieve y sus cabellos negros azabaches que contrastaban con su piel. Era la niña más linda, regordeta y con unos holluelos que se le marcaban al sonreir... Hoy tiene diez años, el 22 cumple los once y espero que los celebre bien de salud en casa. Mi madre la llevó hoy al médico y le dijeron que luce algo mejorada. Su apetito a mejorado y aunque no dejan que haga nada la veo jugar como cualquier niña de su edad, una edad sin temores ni preocupaciones...




1 comentario:

Javicentrico dijo...

Ojala todo salga
bien mi buen Alonso,
adicionalmente a todos
tus problemas
uno más?
Eso no es justo.

Ya sabes que cuentas
conmigo cuando quieras.

Un abrazo.