La amistad no es un juego que se quita y se da alegremente... Definitivamente no... Hasta ayer pensaba retirarle mi amistad a una persona que parece siempre dispuesta a sacarme de mis cabales con su hipocresía al deslindar su responsabilidad buscando otros "culpables". Cuando los mea culpa no aparecen en el horizonte, cuando el instinto de conservación que emerge de la ignorancia está presente, cuando la solidaridad y el compañerismo son meras palabras ¿qué puedo hacer? ¿Tragarme estoicamente sendas barbaridades disfrazadas de indirectas, acusaciones, medios insultos o reaccionar haciendo bilis? Sé que esta persona nunca va a cambiar por más que le digan lo que digan y lo que es peor de todo, me obliga a pensar en el valor de la amistad y si esta puede coexistir con las responsabilidades del trabajo. Entonces separemos amistad y trabajo para empezar. Trabajo involucra responsabilidad, seriedad, ética, consecuencia. Amistad, subjetivismo pues un día no puedes estar bien con una persona, pero ello no debe mezclarse con lo laboral pues significaría atentar contra la buena marcha de la empresa...
Ayer di un par de indicaciones y en lugar de recibir una respuesta positiva recibí sorna, tratando de mellar mi imagen ante los demás. "Charapa" piensa que ridiculizarme es una forma de granjearse respeto sobre el resto, al contrario afecta el trabajo y otros, como "Chavito", toman como ejemplo las mismas actitudes, desoyendo mis sugerencias, que en nada favorecen la buena marcha y consecución de resultados. Acepto una broma fuera del horario laboral e incluso dentro pero dicho en el momento indicado, en buena onda, para distender el ambiente pero no todo el tiempo. Parece que son la envidia lo que motiva a estas personas a actuar así, no encuentro otra explicación razonable. No puedo pedirles ética ni profesionalismo pues parece no existir, en su lugar actúa la presión y la amenaza... El encargado preguntando cada cinco minutos si "¡¿ya está?!" y el super-supervisor haciendo fantasmales apariciones que pone nerviosos y con pelos de punta a los operarios. ¿Quieren que actúe así? ¿Que los presione, que los amenace, que los acuse con los encargados? ¿No entienden de otra forma?
Aquí no me creo más que nadie, asumo mi papel con responsabilidad por más que no esté conforme con el bajísimo sueldo. Este último punto no va a condicionar mi desempeño. Respondo a órdenes, replico una, si no me parece de la mejor manera, y a veces suelo imponer mi punto de vista y otros no y cuando esto sucede no actúo con rencor. No quiero que el egoísmo o la indiferencia me conviertan en un frío número capáz de hacer cualquier cosa por mantenerme en un puesto. No veo enemigos ni fantasmas a diestra o siniestra a quien dominar en base a presiones o amenazas. Al final deseo que sea el compañerimo laboral el que se imponga bajo estos muros...
Ayer di un par de indicaciones y en lugar de recibir una respuesta positiva recibí sorna, tratando de mellar mi imagen ante los demás. "Charapa" piensa que ridiculizarme es una forma de granjearse respeto sobre el resto, al contrario afecta el trabajo y otros, como "Chavito", toman como ejemplo las mismas actitudes, desoyendo mis sugerencias, que en nada favorecen la buena marcha y consecución de resultados. Acepto una broma fuera del horario laboral e incluso dentro pero dicho en el momento indicado, en buena onda, para distender el ambiente pero no todo el tiempo. Parece que son la envidia lo que motiva a estas personas a actuar así, no encuentro otra explicación razonable. No puedo pedirles ética ni profesionalismo pues parece no existir, en su lugar actúa la presión y la amenaza... El encargado preguntando cada cinco minutos si "¡¿ya está?!" y el super-supervisor haciendo fantasmales apariciones que pone nerviosos y con pelos de punta a los operarios. ¿Quieren que actúe así? ¿Que los presione, que los amenace, que los acuse con los encargados? ¿No entienden de otra forma?
Aquí no me creo más que nadie, asumo mi papel con responsabilidad por más que no esté conforme con el bajísimo sueldo. Este último punto no va a condicionar mi desempeño. Respondo a órdenes, replico una, si no me parece de la mejor manera, y a veces suelo imponer mi punto de vista y otros no y cuando esto sucede no actúo con rencor. No quiero que el egoísmo o la indiferencia me conviertan en un frío número capáz de hacer cualquier cosa por mantenerme en un puesto. No veo enemigos ni fantasmas a diestra o siniestra a quien dominar en base a presiones o amenazas. Al final deseo que sea el compañerimo laboral el que se imponga bajo estos muros...
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