viernes, febrero 02, 2007

"Angie, la semi-metal"


La primera, y única vez, que la ví conversaba animadamente con un grupo de chicos y al poco tiempo se desembarazó de ellos prosiguiendo su marcha. Su figura era esbelta, sus facciones delicadas, sus labios finos, casi invisibles. Tenía un piercing sobre la ceja izquierda, un polo negro, desgastado, con la figura de Eminen y unos jeanes rotos que le daban un aspecto de adolescente desaliñada y rebelde. La seguí de cerca y ensayé un estúpido recurso: La llamé Diana. Ella me dijo que Diana era su amiga, obviamente que hablábamos de Dianas distintas pero eso no importaba... Me dijo que había salido del hostal donde se hospedaba, por esa noche, sólo para comer. Yo la invité a una pollería. Nos sentamos y se paró casi inmediatamente para ir al baño. Demoró cerca de veinte minutos, el mozo parecía impacientarse y le dije que no pediría nada hasta que mi acompañante retornase. Con el rostro lavado volvió con la novedad que no había luz en el baño de damas por lo que optó en ingresar al de hombres... Pedimos dos cuartos de pollo. Nuestro pedido llegó a los pocos minutos: enormes platos llenos de grasosas papas y un buen pedazo de pollo que por su aspecto viscoso me provocó ciertos reparos en hincarle el diente. Probé unas cuántas papitas y ella insistía en que comiese más... Yo prefería conversar. Su nombre era Angie y tenía 18 años. Se quedaba en un hostal a pesar de vivir a pocas cuadras del lugar lo que me pareció muy raro. Me dijo que si quería podíamos ir a una discoteca y luego ir a dormir a su hostal lo que me provocó una serie de malos pensamientos (¿por qué tan fácil se están dando las cosas?). Le dije que al día siguiente tenía laburo y le sugerí que porque no íbamos a descansar a su hostal y ella de manera desenfadada replicó: "Claro, no hay problema". Me quedé algo sorprendido por la respuesta... Le pregunte por su vestimenta y me manifestó que era semi-metal (para mis adentros: ¿qué rayos es una semi-metal?). Siguiendo el consejo de mi padre, aquel que reza más o menos así: "Pregunta lo que ignoras y pasarás por ignorante cinco minutos y sino preguntas pasarás como ignorante para toda la vida... " (Creo que destrocé el consejo...) y a boca de jarro con un tonillo inocentón le pregunté qué es eso de semi-metal y de manera didáctica, casi infantil, me dijo que era una persona a la que le gustaba el metal y el reggaetón (¡plop!). Me causó cierta hilaridad su respuesta pero a ello no pareció afectarle mi media sonrisa. Probé muy poco del pollo, al poco rato entró un niño vendiendo dulces y le ofrecí mi plato, Angie se levantó y lo acomodó en una mesa cercana ala nuestra para sopresa del mozo que tuvo que meterse la lengua allí donde el Sol no le da... Al poco rato ingresó un anciano pidiendo limosna y fue Angie, esta vez la que le dio su plato. Las papas, el pollo, era demasiado incluso para un tropel y el niño se hartó y Angie le preguntó que si quería llevarlo a casa para compartirlo con alguien más, el niño asintió. Angie le mandó a pedir una bolsa pero al parecer no le hicieron mucho caso al niño. Apenas vio al mozo, Angie con voz claray alta, como para que oyeran los demás comensales, le dijo: "¡Hey amigo, podrías por favor traerme una bolsita...!". El mozo dio media vuelta y regresó casi inmediatamente con la bolsa y luego Angie añadió: "¿Podrías llenar la bolsa con las papas y el pollo?". Algo incómodo el mozo accedió al pedido de su peculiar cliente. Al poco rato, Angie, pidió una bolsa más y le dijo que hiciera lo mismo para el anciano... Me dijo que tenía sed y que pidiera una gaseosa helada. Sólo traje una pues no tomo bebidas heladas de noche. Ella insistía: "¿qué piensas que te voy a pepear...?" (¡No!, claro que no pero por siaca...). Era asidua concurrente a una discoteca del Boulevard de San Juan y si quería que preguntara, si alguna vez iba por allí, por la mejor bailarina de reaggetón o de semi-reaggetón debería decir...

Salimos del lugar en busca de un lugar privado pero en el camino pareció retractarse. Estábamos a punto de entrar a un hostal pero se detuvo. Entonces sólo caminamos. En el camino la abracé, sentí su pequeño pecho latir junto al mío. Me dijo que sólo lo había hecho una vez, con su ex-enamorado, pero que no le había gustado en absoluto. Le dije que sólo podíamos "conversar" pero no creo que nadie con dos dedos de frente crea en ese discurso hoy en día ¿o sí? (sí). Dimos varias vueltas al parque. Comimos un par de gelatinas en una tienda. Me dijo que iba a estudiar para cheff, que hace un año sus padres pensaban mandarla para Italia pero que ella estaba muy enamorada y que por eso intentó suicidarse, me mostró las marcas en sus muñecas, ahora estaba arrepentida porque de aquel amor sólo le quedaron las marcas en las muñecas... Pidió una gaseosa, nuevamente insistió en que yo bebiese y otra vez mi respuesta fue negativa y me recordó que: "No te voy a pepear...". Salimos a darle una vuelta más al parque y yo por siaca insistí que sería lindo pasar la noche con ella y ella me replicó que no hacía eso por un pollito y si tenía algo más que ofrecerle... ¡Dios! No parecía de esa clase de chicas pero para seguirle el cuento le dijo que podía darle veinte soles... Pareció molestarse y me dijo que no era una puta y que le parecía poco y que sólo hacía eso por 70 soles (¿en qué quedamos?). Me desanimé totalmente, no por el dinero sino porque me caía bien, me encantaba su actitud de suficiencia, su aire rebelde, su aparente independencia y su actitud arrojada y hasta peligrosa. Esta noche no será...

1 comentario:

Anónimo dijo...

hola!sabes que lei tu historia y me fascino:) me hubisese gustado conocerlos...la verdad bravo!q chica esa,era bn rebelde---belen