sábado, marzo 24, 2007

"Bailando con el Diablo..."

Arthur, con su habitual sonrisa socarrona, vino avisarme que el supervisor en persona me estaba buscando y lo peor no era eso sino que parecía estar sumamente molesto. Todos tiemblan cuando el supervisor está molesto pero no todos tienen la "suerte" de hablar con él personalmente, así es que debía sentirme, después de todo, como un "privilegiado". Hace un par de meses observé su manera de proceder: caminaba, el supervisor, observándolo todo en compañía de Josías, el mofletudo encargado de la zona de Transportable, que parecía ser su traductor o algo así. Cuando el supervisor veía algo que no le agradaba, como que un trabajador luciera con el polo fuera de los pantalones, inmediatamente se lo decía a Josías que era el encargado de parlamentar con el operario u obrero. Me pareció un detalle ridículo como si hablar directamente con la persona que infringiera una regla no estuviese a su altura o aquella vez que convocó una reunión y dijo que hablar utilizando un lenguaje que entendiesen todos como si fuésemos imbéciles o como si hbalra otro idioma... O aquella vez que vio a un grupo de chicos "parados" un instante "sin hacer nada", porque el supervisor como fantasma suele aparecer cuando la gente está en "nada", y chifló llamado a nuestro encargado quien presuroso y con cara de cojudo tuve que soplarse ésto: "¡Oye huevón, si no sabes controlar a tu gente mándame un mail y vas a ver que los boto al toque...".

Su reino de terror ha cobrado muchas víctimas ya. Trabajador que cae en desgracia ante sus ojos es inmediatamente expectorado o no le es renovado su contrato, como sucedió con Tito, Aldo y Roger. Tenemos contratos de tres meses que suelen renovarse de acuerdo a los requerimientos de la empresa, no interesa en muchos casos el rendimiento del trabajador o en todo los errores son tomados en cuenta a la hora de decidir quien se va y quien se queda...

... Arthur me dijo: "¡Apúrate que está esperando hace rato con una cara de mierda!". Incrédulo, primero, y resignado, después, fue caminando con paso ligero a mi destino... Mientras caminaba lo pude ver de lejos en nuestra zona, con el ceño fruncido y sin dirigir palabra alguna o la mirada a Parko y a nuestro encargado que estaba con él. Me habían contado de sus arranques de ira y "puteos" a operarios y encargados, así es que, en los pocos segundos que duró mi caminata, pude darme una idea de lo que me esperaba. Apenas hice notar mi presencia me lanzó una fría mirada y me dijo: "¡Tú eres el que ha recibido esta mercadería. Mira como están las cajas están hechas mierda. No te han dicho que no debes recibir mercadería en ese estado. ¿Cuánto tiempo llevas aquí? Pero tú no sólo eres responsable también ellos!", señalando al encargado y a mi segundo. Mis respuestas fueron tontas, no cabían otras porque de lo contrario hubiesen sido para señalar a mi encargado y a su segundo como los responsables. A media mañana de aquel día llegó un proveedor con mercadería en cajas de material deleznable, frágil. Parko me hizo notar eso y antes de recibirlas consulté con mi encargado y le señalé que las cajas lucían débiles para almacenarse. Él, me dijo que no las apilaran demasiado alto y que las recibiera y al contar con el visto bueno de él pues procedí a recibirlas y enviarlas inmediatamente a la zona de revisión. La mercadería no presento falta o problema alguno por lo que inmediatamente fue llevada a almacenar. A los pocas horas fue devuelta en su totalidad, ya se sabía que algo grande se venía por aquel error. El encargado lucía muy preocupado, una vez más y su cabeza estaba en la horca... Hace un par de semanas lo habían enviado como castigo a realizar tareas con gran esfuerzo físico, impropias para un encargado y se había prometido a si mismo no cometer más errores. Cualquier error nuestro y estallaba hecho un pichín o se preocupaba en exceso sobre la mercadería que íbamos a recepcionar, lucía tensionado, con el corazón en la boca. Hace unos días "Charapa" cometió un grueso error y fue derivado a otra zona. Esta semana se había reincorporado Rivadeneyra a nuestra zona después de cumplir una semana de castigo también por un error. Ayer, el problema pudo evitarse devolviendo la mercadería pero a veces el destino o las circunstancias juegan en nuestra contra y me tocó a mí... Cuando el supervisor se fue, después de oir los "no volverá a suceder" de Parko y del encargado me acerqué a ver la mercadería sin atinar a nada, pensé que se iba a devolver y que a mí me iban a echar ipso facto. Juan me dijo entonces: "¡Yo tengo la culpa, discúlpame!, sigue trabajando con Gunther...". Aún perplejo me dirigí a la zona de colgado. Arthur me preguntó que me había dicho, yo dije que lo obvio. A la hora del almuerzo Walt me acompañó esperando saber todo lo que sentía, como si quisiera estar en primera fila para observar un resquebrajamiento emocional mío, después de ese episodio, parecía muy curioso y yo no quería hablar más de ese tema. Irving me vio y con su sonrisa habitual, desencajada y locuaz, se me acercó y me dio un fuerte apretón de mano sin decir nada, creo que eso era lo que esperaba de los demás...

Trabajamos hasta las nueve y media de la noche, estaba cansado física y mentalmente. En los vestidores me encontré con Sammy, un buen amigo, quien me levantó los ánimos y a la única persona que le dije que no pensaba ir a trabajar en sábado y le expresé mi molestia, mientras guardaba mi ropa de trabajo en la mochila, cuando le dije que aquí no se toma en cuenta tu esfuerzo y sólo se dan cuenta que existes cuando cometes un error y es para reñirte o echarte. Me había desencantado de todo, como que el trabajo pasó a un segundo lugar o tercer lugar. El lunes, es otro día, no sé lo que me espera, no sé si en abril renueven mi contrato y lo peor de todo es que no sé si eso me importe mucho ya...

1 comentario:

Javicentrico dijo...

Espero que mis
colaboradores no me teman
cuando me molesto!
Yo soy bueno :-)