lunes, marzo 19, 2007

"Fútbol, pasión de multitudes..."


El domingo fue un día futbolísticamente malo. Perdió la selección sub-17 que había levantado mucha expectiva en los últimos días a raiz de los buenos resultados que hace tiempo no se veían en selecciones peruanas de las diferentes categorías. Brasil nos dio una bofetada con un categórico 4-0. Por otro lado Cristal, Alianza que no la ve ni en la copa ni en el campeonato local y Cienciano, presuntos favoritos, perdieron sus respectivos compromisos lo que demuestra la gitanería del fútbol peruano... Para añadirle la cereza al pastel el Milan Junior (¿de dónde es ese equipo?), club, sin sede y con carácter monárquico, que dirige mi hermano en la categoría sub-18 perdió la semifinal del campeonato parroquial en un encuentro repleto de infartantes pasajes.

La semifinal del campeonato parroquial en la categoría sub-18 estaba programado para las once de la mañana. Toño, mi hermano trató de formar su equipo pero le fallaron tres importantes refuerzos por lo que tuvo que echar mano del material humano netamente local, chicos con más entusiasmo que dotes futbolísticas. El calor era insoportable, ya eran más de las once y media del día y en la cancha todavía se disputaba un encuentro de la categoría sub-17. La pequeña loza de la Parroquia "María Misionera" se encontraba atiborrada de adolescentes y madres que hacían "barra" a sus equipos. La preocupación y la molestia de Toño fue en aumento mientras se acercaba la hora pactada y sus principales figuras no llegaba. El equipo rival se mostraba completo con chicos que fácilmente, por cuestiones físicas, podrían estar alternado en equipos de segunda o primera categoría. Los chicos del Milan Junior eran delgados mientras que los del equipo contrario parecían roperos.

El árbitro dio el pitazo inicial y las primeras escaramuzas se dieron en medio de la cancha. La franja derecha del Milan Junior hacía agua y el rival perdió varias ocasiones. También el Milan Junior tuvo varias ocasiones para anotar más por fallas del rival que por virtudes propias pero los tiros salieron a cualquier lugar menos en dirección al arco. El primer gol del rival fue de un tiro de media cancha con mediana potencia que el arquero no pudo ver porque obstaculizaba la visión su propia defensa, la pelota pasó por escasos centrímetros arriba de su cabeza y sin tiempo para reaccionar. Habían transcurrido apenas 5 minutos y ya perdían por uno a cero. El segundo gol llegó antes de concluir la primera etapa. Toño parecía estar resignado a la derrota. El equipo fue al descanso con la moral por los suelos. El equipo rival volvió a la cancha antes que el nuestro y sus vítores de aliento se escucharon a varias cuadras a la redonda. El Milan Junior entró despacio a la cancha como preparado para el cadalso. Sin embargo las primeras situaciones le resultaron favorables y aprovechando un descuido del rival anotaron el gol del descuento. A los poco minutos, un error en la salida del rival fue aprovechado para emparejar el encuentro y levantar la moral del equipo y más aún cuando un jugador del equipo rival fue expulsado por hacer uso de malas artes para detener un escapada que tenía destino de gol. Todo Milan Junior se adelantó para un corner y de contragolpe el Rival anotó el 3-2 que parecía lapidario. En un esfuerzo supremos cuando el árbitro estaba a punto de pitar el final del encuentro un furibundo tiro de tres cuartos de cancha selló el empate.

Y empezó la ruleta de los penales. La inició el Milan Junior con buen pie, el rival hizo lo propio pero el Milan erró en el cuarto y quinto penal. Los sueños de llegar a la final se habían esfumado. Los jugadores le dieron la mano a Toño y se despidieron. Varios de sus jugadores eran llamados por otros entrenadores para jalarlos a sus equipos.



El fútbol tiene un extraño ingrediente que a pesar que está la derrota o un mal resultado de por medio siempre te da una revancha...

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