sábado, marzo 17, 2007

"El Sargento Carioco"


Tiene la apostura de un gladiador en tiempos de la antigua Roma en versión small. El genio, el carácter, de un negrero de los algodonales de hace un par de siglos en el gran país sureño, por extensión, con la diferencia que muy pocos lo obedecen y la gran mayoría hacen mofa de sus poses de niño malo con agudos problemas neurológicos y emocionales. "El Sargento Carioco" grita, ordena, apura y al final solo consigue quedar afónico y de peor humor que como empezó el día. Pelea con todo el Mundo, nadie parece entender sus explicaciones y eso lo enfurece aún más... Yo le llamó "carioco" por el corte gracioso de su cabello: Rapado a los costados y en la parte posterior lo que me recordó a esos gallos cariocos que solía criar mi abuela hace tantísimos años.

Camina, gesticula, ordena, grita, habla consigo mismo, se desespera y está siempre al acecho para explicarle, a su modo, a un chico nuevo sobre la forma de trabajar. El chico nuevo se queda boquiabierto viendo como este seguidor de técnicas inquisitoriales lo tortura psicológicamente haciéndole sentir como un incapáz. Trata de mandonear a todos pero sólo consigue rebeldía y por ende un trabajo mediocre. La presión, la mano dura, no ha sido suficiente para evitar problemas. Reniega: "La gente no entiende..." mientras parece arrancar los bucles de sus cabellos en gesto de desesperación mientras la reemprende a gritos con unos de los nuevos que se demora revisando alguna mercadería.

"El Sargento Carioco" se ofusca si lo contradices y te pone en evidencia ante el resto de manera escandalosa. El otro apelativo que tiene: "Loco", le cae a pelo por sus constantes cambios de humor. Por ratos está de mal humor, de pésimo humor, y por otro lado juega unas bromas pesadas como pintar con plumón en las piernas de sus compañeros o dejar caer ex-profesamente una caja sobre la cabeza de algún desprevenido que osó toparse en su camino.

Tienes ratos de ingenuidad cuando trata de poner sobre el tapete alguna noticia que oyó o vió en algún noticiero o en internet. Parece un niño farfullando una opinión sobre "el tema del día" a su parecer. A veces le sigo la corriente pero él refunfuña cuando se da cuenta que le estoy tomando el pelo, el poco pelo que aún le queda y tengo que bancarme sus colerones: "¡Yá, yá, Chanta, tú te crees perfecto...!" y yo sólo sonrío cosa que el toma como burla.

Esta semana, cada día de esta semana se presentó algún problemilla por lo que el encargado nos convocó a un reunión donde nos dijo que cualquier error nuestro iba tener consecuencias. Pensé que iba a pasar por alto mi error de hace unos días pero sin embargo lo mencionó delante de todos y Walt lo guardó como trapito sucio para sacarlo en el comedor... Juan dijo una frase que provocó mi hilaridad: "Chanta, yo pensé que eras las perfección hecha hombre...", después de todo errare humanum est...

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