Hoy cumplo un año en esta empresa, cumplimos para no sonar ególatra... En fin, no sé si sea algo realmente bueno o una pesada condena en un país que no se caracteriza precisamente por ser un paraíso en materia laboral. Un año pasó volando, aunque suene trillada esa expresión, lo único que puede agradecer es la experiencia que aquí he adquirido y los buenos amigos que he ido consiguiendo con el transcurrir de los días, semanas y meses. Al principio todo me parecía rutinario pero ahora cada día me parece distinto, tengo que estar atento a cada cosa nueva que se pueda presentar y darle solución en caso de presentarse algún tipo de problema y en los últimos meses he tenido varios... He pecado por exceso de confianza, una cosa es estar seguro y otra cegarse por vanos caprichos, engreimientos, y la creencia de la infabilidad absoluta: Errare humanum est...
Empezamos con Juan como encargado que se caracterizo por ser un maniático de la presión lo que alteraba los nervios de algunos de mis compañeros. Lejanos quedaron esos días en que almorzabamos a las tres o cuatro de la tarde o simplemente no almorzabamos y teníamos que ir derechito a casa a merendar. Ahora, con el nuevo encargado comemo a la hora, acabamos el trabajo más rápido y trabajamos sin presión pues ya conocemos nuestro trabajo, aunque nuestro pecado más corriente sea la falta de humildad y el exceso de confianza hasta niveles de irresponsabilidad.
Nuestra área es la que más errores tiene pero es parte del trabajo y de la desidia empresarial de cambiar personal cada mes o tres meses, pues cuando logramos cohesionar un buen grupo de trabajo se acaban los contratos y a empezar todo de nuevo, obviamente con errores...
Para este día quedamos con un pequeño grupo de "supervivientes" a celebrar nuestro primer aniversario y con un "muerto en combate", Elías, al que no se le renovó contrato hace tres meses atrás... Salimos a las cuatro, Walt olvidó el número de Elías y tuvimos que ir hasta su casa para sacarlo. Parecía que estaba descansando en casa, aunque su aspecto exterior, por la caída de sus ojos, es de una sempiterna somnolencia. Elías parecía sorprenderse ante nuestra presencia: Paquito, loquísimo como siempre fue el encargado de tocarle la puerta y a prudente distancia nos encontrábamos el viejo Luis, Bric, Walt y yo. Apenas nos vió pareció avergonzarse un tanto y nos reunimos en ruedo intercambiando saludos y recuerdos. Al poco rato nos encontrábamos caminando hacia un céntrico chifa en el corazón del distrito. Paquito, para variar, no trajo un sol y pedimos un plato, vacío, extra, todos colaboramos para llenar aquel plato y pasamos una velada encantadora. Elías llevó su cámara y tomó unas cuantas placas, espero que me las envíe pronto para imprimirlas. La reunión fue una remembranza de los "buenos tiempos", pocos pero felices al fin. No sé si el grupo completo se pueda volver a reunir, hago votos para que ello ocurra, pero para ser el primer paso no creo que resultó nada malo...
1 comentario:
Que increible como pasa
el tiempo no?
Y todo queda aqui grabado
en tu pequeño cajon
y diario personal (o publico).
Un gran abrazo y espero
el proximo año se
presenten novedades para
ti querido amigo.
Escuchando: Ofrenda by Antonio Prieto
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