martes, noviembre 28, 2006

"Hoy..."

Una de las cosas que detesto en las personas, y por qué no en mí mismo, es la inconsecuencia y la hipocresía, en cualquier orden... Todos los días lidio con personas con personalidad dispar y me resulta imposible determinar un patrón de comportamiento en ellas. Dicen que los hombres son animales de costumbres y de circunstancias... Por ejemplo, este día, cambié de humor, radicalmente, en un par de ocasiones... No siempre pero muy seguido (je je) detesto a Walt cada vez que trata de imponer sus ideas más con el hígado que con la razón y yo en lugar de actuar diplomáticamente lo ignoré, hoy, olímpicamente aunque no dejaron de escaparse de entre mis pensamientos y labios algunos "ajos y cebollas". Definitivamente, no van conmigo las personas que por quedar bien tratan de desmerecer el esfuerzo de otros, no hablo de zancadillas sino de que no reconocen los esfuerzos en la misma magnitud con que se tratan los errores.

Recuerdo que en un anterior empleo, estaba apoyando a una joven contadora en un negocio que había puesto un primo mío, una de las pocas personas que se arriesgó a montar un negocio propio en el Perú pero que al final no caminó... Hablaba de esta joven contadora cuyo nombre era Tania a quien le tengo un particular afecto y mantengo un imborrable recuerdo. Al principio no parecí caerle bien pues se mostraba fría y distante. Cada vez que le decía algo contestaba con un apagado e incrédulo "¿sí?" mientras bajaba los párpados en un actitud que parecía decir: "Me aburres, no molestes...". Los días pasaron y poco se fue estableciendo un buen nivel de confianza. Yo le platicaba las cosa que me sucedían fuera y en casa y ella a su vez me contaba las suyas. Ella se encontraba de novia con un chico de su misma especialidad pero se mostraba dudosa sobre dar el siguiente paso, el matrimonio, para los mal pensados. Me convertí en una especie de confidente. A pesar de que existen ciertas y estúpidas barreras sociales éstas quedaron a un lado porque yo no me sentía ni más ni menos que ella y si me preguntaba algo, ella, sabía que iba a obtener una respuesta directa y sincera. La perfección no existe y menos cuando somos tan propensos al error y caer con facilidad en el prejuicio. El trabajo era duro y ella sabía como motivar al personal. Era un depósito de cera y lejía y en más de una ocasión la vi moviendo mercadería como dando el primer paso y el resto la seguíamos sin desentonar, luego ella salía muy elegantemente de la labor, sin haberse mantenido en la zona de trabajo más de cinco minutos, para volver a su escitorio, mientras que nosotros seguíamos con la faena, ¿genial, no? Se comportaba como una amiga y uno no puede fallarle a una amiga, ahora el trato era distinto y cada vez que me hablaba de sus cosas con Ricardo, su novio, se le encendían sus ojos y veían sus pestañeas abanicarse constantemente o cuando discutía con él le brillaban los ojos...

Si bien es cierto que en un ambiente de trabajo lo importante es mostrar un buen desempeño esto no debe significar pisar la cabeza de otros... Será una cuestión de educación o no estar acostumbrado a llevar la batuta de un grupo. Yo pienso que es mejor sugerir con educación y amabilidad que mandar, todos somos personas inteligentes y sensibles y juega un papel muy importante la motivación y la muñeca con que se maneja al grupo.

Esta tarde después de haber acabado el trabajo, a golpe de casi las tres de la tarde para variar, estuvimos departiendo animosamente. Walt trató de mandar uno de sus dardos asesinos pero creó que al final comprendió que "hay cosas que se quedan en la cancha" (¡Cielos!, soné a Ricardo Belmont con una de sus paliativas y acomodaticias pastillas). Estaba la señora de la AFP y la asistente social, la flaquita de los ojos soñadores que anunciaba su partida pues ya no nos hará agradable compañía los martes y viernes como era costumbre pues otra persona hará sus labores. Los chicos me estuvieron "cargando" con lo de la pose vallejiana de la foto de este blog y hasta que se habría "hecho realidad" el rumor que dando un click sobre mi imagen lanzo un batiente parpadeo de pestañas mientras mi mirada se clava sobre la bragueta de alguien... Je je je. Definitivamente, tienen mucha más imaginación que yo. A insistencia del grupo y como despedida a la asistenta Walt contó el chiste del techo que no voy a repetir porque me falta gracia y que al finalizar de contarlo todos celebramos, yo partí como alma que lleva el diablo apenas terminó de contarlo pues ya se me había terminado el tiempo del refrigerio por varios minutos.

Ya dentro formamos una buena dupla de trabajo con Walt olvidando viejas rencillas. Como siempre el loquito Irving estuvo profiriendo sus "amenazas de muerte" que me mataban pero de risa...


2 comentarios:

Beba Newmann dijo...

:) Hola Alonso

Pero que mujer no va a querer ser tu amiga?

Salu2
que tengas un bonito día, te lo mereces.

Yanet dijo...

Bueno, habrá una...

Tú también mereces pasar un día estupendo...