sábado, noviembre 18, 2006

"Sin razón, ni principio, ni final..."

Al parecer, y recalco, al parecer, por fin nos van a pagar horas extras... Pero no puedo evitar mostrar ciertas reticencias al respecto... En los últimos meses "hemos hecho" horas extras que fueron "matadas", inmisericordemente, en el mismo mes con salidas antes de la una de la tarde, en las últimas semanas de cada mes o a través de días de descanso, con la bendita fórmula de la compensación. Es decir, un día podemos trabajar hasta las 9 o más de la noche y otro día almorzar en casa, todo encajando dentro de un perfecto y maquiavélico plan empresarial. Sin embargo, en lo que va del mes, hemos hecho un promedio de 4 horas extras por día y según el encargado, a partir del lunes, se vienen días con gran carga laboral, seremos pues "esclavos" de la empresa y va a ser difícil matar todas las horas. La única desventaja es que vamos a "ver" las horas extras convertidas en efectivo recién en diciembre pues la horas extras no se pagan en el mismo mes sino al mes siguiente.

Lo que me jode es entrar a trabajar a las siete de la mañana, preferiría entrar a las ocho pero normas son normas y los horarios se han hecho para cumplirlos y tenemos que acatarlos a pies juntillas, todo por pasar unas buenas navidades y no por mí sino por quienes esperan algo de mí...

Ayer salí, "temprano", a las cuatro en punto de la tarde, y con Walt fuimos al banco para afiliar nuestra cuenta CTS a nuestras tarjetas de depósito. Sólo cobré 87 soles, por lo menos me servirá para los pasajes de lo que queda del mes. En todo este tiempo hemos hecho magia, para sobrevivir, con nuestros magros sueldos y algunos hasta se recursean para obtener más ingresos. He visto a varios chicos en mototaxis llevando pasajeros. Gianmarco, un amigo de la zona, me contó que los domingos hace las veces de cobrador de un bus y que con la "cutra" y todo puede llegar a sacar hasta 60 soles... Volviendo a mi salida tempranera, mi excusa fue porque tenía una faringitis muy obvia y un dolor muy fuerte cada vez que trataba de gritar, porque a quí todos gritan y ya se me hizo habitual decir, cada vez que alguien me llama, "¡Hábla!" pero ayer muy pocos me oían y yo apenas. Esa mañana, a primera, le adelante a Juan, nuestro encargado, que preferiría, como una forma de salvaguardar mi salud, dedicarme al control de calidad en lugar de trasladar la mercadería pues, en caso lo hiciese, sudaría mucho y complicaría mi situación, aceptó. Las cosas se hicieron así entonces y no me quedó más remedio que revisar, junto con otras 12 personas, una cantidad de 30,000 unidades de prendas.

Después del Banco me fui a casa, Valeria estaba a punto de salir con su mamá pero apenas me vió ya no quería irse. En su lugar se quedaban Verónica y Karina, mis otras dos sobrinas por el fin de semana. Acompañé a mi hermana al paradero. En todo el trayecto camino al paradero estuve cargando a Valeria que se mostraba empeñada en no irse. Le dije a mi hermana que la dejara pero no quiso, asi es que la pobre Valeria hecha un mar de llanto abordó el bus mientras que yo la despedía con la mano levantada. Me dio pena pero las cosas tienen que ser así además es por sólo un par de días pues yo iré a su casa el Domingo por la mañana, después de votar, para recogerla.

Este Domingo son las elecciones y seguro veré caras conocidas. Y seguro que me toparé con Charito y me pondré nervioso. Charito era, y creo que aún lo es, la chica más linda y carismatica de la Universidad y yo quedé prendado de ella aunque nunca se lo hice saber, uno de esos amores idiotas que no tienen razón, ni principio, ni final...


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