lunes, enero 08, 2007

"Me quedé cojudo..."

Descansando en casa... Me "llegó" el trabajo, decidí, por lo menos hoy, no ser un número más dentro de los fríos cálculos del Supervisor pues para él todos somos números, por lo delgado creo que a mí me correspondería ser el Uno... Sábado y Domingo, mientras otros descansaban y se divertían a sus anchas nosotros, pobres numeritos, tuvimos largas y agotadoras jornadas desarrollando el inventario de principios de año. Lo que debió tomarnos tres días lo hicimos en dos supongo que para la matemáticas que "ellos", fríos calculistas, no deja de ser un buen resultado sobre todo en ahorro de horas-hombre y para nosotros, "brazos" como diría Charles Dickens en sus "Tiempos Difíciles", no lo es tanto pues representa dejar de percibir 50 nuevos soles para nuestra ya tísica billetera. Son más de las nueve y no me he bañado...

La semana pasada el Supervisor, persona a quien muchos le tienen un miedo visceral convocó a una reunión... Allí estábamos todos formando un semicírculo frente a la persona que ostenta el poder en buena parte del almacén: Con su figura menuda, su rapada caballera, su actitud desafiante y una mirada capaz de congelar al infierno mismo. Sus ojos verdes-grisáceos miraban todo y a la vez nada, a instantes se fijaban en un punto, en una persona, en número que representara a todo el conglomerado de números que lo rodeaban. Al comienzo de su discurso nos dijo que hablaría de manera sencilla para que nosotros, pobres e ignorantes números incapaces de hilar dos ideas juntas, pudiésemos entenderlo. A pesar de que fue interrumpido cinco o seis veces por una llamada inesperada jamás perdió la hilación de los puntos a tratar. A grandes rasgos nos explicó cuáles eran las metas para este año y con qué contaba para alcanzarlas. Al final nos dijo que habría menos personal y más trabajo pues según los cálculos hechos por un séquitos de jóvenes calculistas nosotros podíamos producir el doble de lo inicialmente estimado... Nos dijo también que nosotros eramos importantes dentro de la consecusión de esos objetivos pero no por ello imprecindibles. Como ocurrió en el caso de algunos compañeros que fueron desembarcados antes de concluir el año, chicos trabajadores pero que ya habían perdido la confianza de los jefes por fallos en el trabajo o por cuestiones disciplinarias. Aquí todos somos observados, a más de uno le dio su "chiquita" le dijo "casi directamente", porque él no se dirige a las personas directamente sino a través de sus encargados, de qué pie cojeamos y cuál podría ser nuestro final sino volvíamos a la senda del trabajo y de la disciplina. Paquito, quien no estuvo presente en la reunión se tomó muy a pecho aquello que dijo el encargado respecto a la limpieza y al aseo que debe corresponderle a una persona que trabaja en esta parte del almacén pues el Supervisor había dicho que días previos había visto a un chico totalmente desaseado como si hubiese venido de la guerra o de una fiesta inacable... O cuando le preguntó a boca de jarro a Robert si había visto a algún operario conversar con las hermosas proveedoras que a diario llegan al almacén... Robert sabía que se refería a él mismo y no tuvo remedio que aceptar que había visto esa clase de acciones porque de lo contrario estaría mintiéndoles a un psicólogo desarrollando tortura psicológica... La reunión se prolongó por una hora y terminó con el canto del "Gallo", exagero... Volvimos al trabajo hasta las diez de la noche.

Ayer, Carrizo, un amigo de otra área me comentó un hecho anecdótico. Él, Carrizo, se encontraba buscando mercadería urgente y de pronto hizo una aparición fantasmal, de aquella a las que acostumbra, el Supervisor. Carrizo se quedó perplejo cuando le dirigió la palabra pues ese hombre tiene un halo espectral, mutilante, como un dementor alrededor suyo que le quita el aliento a cualquiera, y le preguntó que si esa era la mercadería de despacho urgente y Carrizo le dijo que "Sí". El Supervisor desapareció un instante y a los pocos segundos por los pasillos del sótano apareció con un "pato", un instrumento de trabajo usado para trasladar buena cantidad de mercadería, y él mismo jaló la mercadería... El siempre pulcro, elegante Super-Supervisor haciendo las labores de un operario, ¡quién lo iba a imaginar!, y Carrizo que se quedó boquiabierto y me dijo para redondear la anécdota :"Me quedé cojudo...".

Mientras escribía éstas líneas aparecieron varios compañeros de trabajo en el MSM, obviamente que hoy no hay trabajo para nadie y dedicaré el día a tres o cuatro cositas ;)

1 comentario:

Javicentrico dijo...

Que miedo!
Cuando hablabas del pata
parece que hablaras del Conde
Dracula
ÑACA ÑACA

Bueno no creo que sea para tanto
todos somos numeros
hasta tu querido conde Patula
y ya me imagino
como lo tendran a el
de las bolas
para que los joda tanto a ustedes.

Asumo que debe sufrir más
que ustedes
no fisicamente
pero si psicologimante
los deben toturar
horrible.

:-)

Un abrazote mi querido
amigo!