sábado, julio 29, 2006

Valeria

El viernes descansé por las fiestas y hoy, sábado, tuve que levantarme muy temprano para ir al almacén. Me costó mucho trabajo sacudirme de la modorra y ponerme en pie pues ya me había acostumbrado al nuevo horario de ingreso de las ocho de la mañana y volver al anterior, de las siete, se convirtió en una tortura indescriptible. El jueves último, nuestro encargado, con un mail en mano, nos informó que, con carácter oficial, teníamos que venir si o sí a trabajar el sábado o sino a partir del lunes que, hablando eufemísticamente, no nos tomemos la molestia de asomar las narices por el almacén. Algunos mostraron manifiesta resignación, otros solapada molestia e incomodidad refunfuñando y mascullando entre dientes palabras irreproducibles. No ibamos a trabajar en nuestra zona sino que íbamos de apoyo a otra. La alarma del celular sonó a las 4:45 pero recién me levanté a las cinco en punto cuando nuevamente la alarma del móvil sonó para recordarme una fecha muy importante: El cumpleaños de Valeria... La noche anterior, viernes, tuve que rechazar una atractiva invitación de Diana para asistir a una fiestita. Diana, es una chica muy linda, mi amiga cariñosa, amante ocasional, archi-super-hiper liberal por lo que decirle "no puedo, tengo que trabajar mañana temprano" me dolió en el alma dos veces. "Lo que te pierdes", me dijo... Noches con Diana son irrepetibles aunque mantengo vivas las esperanzas que éstas no se vean tan lejanas como las estrellas en el firmamento.

Le prometí a la mamá de Valeria, mi hermana, que yo le iba a llevar la torta. Salí del trabajo a las cuatro de la tarde con gran molestia a cuestas pues nuestro encargado, el jueves último, nos había asegurado que nos iban a dar refrigerio pero ésto no ocurrió así y tuve que pagar con mi dinero por un pobrísimo menú hecho a base de arroz en exceso y de guiso en mínima proporción. Salí al comer en el comedor exterior pues allí se encontraba El Viejo. Le hice compañía. Éramos los únicos almorzando a las dos y media de la tarde con un frío en ciernes, definitivamente, hoy fue uno de los días más fríos de esta temporada. Un viento helado se colaba por las rejas y me hacía temblar. Escapé antes de que dieran las cuatro, previa autorización del encargado de aquella zona y me dirigí a la avenida San Juan donde compré una torta de chocolate para "La Vale". Llegué a la casa de mi hermana a las cinco de la tarde y allí ya se encontraban además de Elisa, Samuel y sus hijos, mi padre y mi hermana mayor. "La Vale" al verme se mostró disforzada y la abracé y ella hizo lo propio con gran afecto, total, cuatro años no se cumplen todos los días. Valeria es una niñita encantadora a la que quiero tanto como podría querer a una hija si en caso la tuviese. La reunión fue pequeña, sencilla y acorde con una familia de Villa el Salvador, pobres pero felices.


¡Feliz cumple Vale!

1 comentario:

Javicentrico dijo...

Que linda esta tu sobrinita
se le nota muy despierta.
Uno tiene que gozarlos
cuando están asi de
chikitos porque despues ya
se van por su lado y no
hay quien los pare!

Feliz cumple a ella
también.

Escuchando: Otros Tiempos by Matilda

P.D. Si DIana quiere chuculun, dale, dale chuculun ;-)