miércoles, octubre 24, 2007

"!¿QuÉ EstÁs HaciEndO?¡"

Hoy fue un día en el que todo pareció estar cuesta arriba. El volumen de mercadería que ingresó fue significativamente superior al de días previos y la presión fue al triple... "El Cachorro" me estuvo "jodiendo" toda la mañana con su agudísima e insufrible cantaleta "!¿QuÉ EstÁs HaciEndO?¡" y de seguro que en su imaginación replicándose: "...Hueveaaaaando seguro..." y yo con cara de bobo haciendo caso omiso a sus guapeos, enviando mails o respondiendo al teléfono que suena cada cinco minutos y que me corta de zopetón cualquier intento llano de trabajar y de hecho, trayendo, como bad news, más y más presión de por medio : "¡Qué, qué pasa con esa mercadería si sólo son cien unidades...!" y yo en mi mente: "Ven a revisarlas tú entonces..." pero diciéndole "Voy a ver que sucede...". Con tanta mercadería a cuestas es muy probable que los "puchitos", de un proveedor con poca cantidad, se pierdan como aguja en un pajar.

Desde que empezó el día todo pareció complicarse, después que envié el primer mail ya no pude enviar más hasta después de dos horas por un problema sin explicación y con una solución del mismo talante (¿?), recargando el trabajo de "El Cachorro" que me miraba con encono como si de rabia padeciese. Todos me hacían consultas y yo que trataba de solucionar aquellos que estaban a mi alcance y el resto los transfería a Vladimir que era más práctico en la soluciones, pero lo práctico no necesariamente implica que sea lo mejor, pero por lo menos sirve para salir del paso y evitar entrampamientos y tiempos muertos. Todos querían respuestas a sus dudas y problemas y me resultaba imposible responderle a todos al mismo tiempo y algunos no parecían entender eso. Por más que se quiera uno no puede estar pendiente de todo lo que ocurre y algunas cosas se van escapar de las manos. Hubo problemas, y sí que los hubo, pero casi todos se solucionaron por bien, azar o gitana buena suerte.

Salí a comer casi a las tres de la tarde recordando la temporada pasada en la que salíamos a las tres o cuatro con los estómagos cuasi pegados y dejando pendientes por retomar en media hora o menos pues para ello comíamos apresuradamente. Pero en esa época mi trabajo era distinto al que hora hago pero no por ello menos importante. En aquel entonces mi trabajo era físico y extenuante. Ahora es más mental, estresante pero igual de agobiante. Después de la tormenta viene la calma y departía con mis compañeros amenamente, tomándole el pelo a aquellos que en el transcurso de la mañana y parte de la tarde habían cometido más errores pero de muy buena. Siendo casi las cuatro regresé a la zona de trabajo a llenar los cuadros informativos en la compu contra el reloj que avanzaba presurosa e indeteniblemente hacia las cinco de la tarde y "El Cachorro" haciendo lo que mejor sabe hacer: Joder y joder y yo cagándome de risa por dentro...

2 comentarios:

guillembaches dijo...

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Saludotes,

Anónimo dijo...

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