lunes, octubre 08, 2007

"¡Que se rinda su abuela… Carajo!"

En una guerra siempre hay héroes y villanos, obvio que éstas etiquetas cambian según la óptica de cada uno de los involucrados en un conflicto. Lo que resulta un hecho sui generis es el caso de Miguel Grau, marino piurano, cuya memoria entre todos los peruanos es de muy grata índole e incluso su nombre es sinónimo de respeto entre nuestros vecinos sureños. Pero no me refiero a un respeto ganado por grado o fuerza sino en base a claros ejemplos de moralidad, caballerosidad, un don de gente destacable en cruentos tiempos de guerra.

Estuve viendo el primer capítulo de "Epopeya", el documental chileno que en su momento levantó revuelo, hasta con visos de escándalo en el ámbito político, pero que al final pudo ser exhibido sin pena ni gloria y dejó sentada la óptica chilena, periodística por supuesto, acerca del conflicto armado contando también con fuentes sesgadas del lado peruano y boliviano.

Lo que para Chile fue un acto de defensa a sus inversiones en el extranjero y de su propia defensa ante un "pacto secreto" y ofensivo peruano-boliviano para las otras partes no es más que un maquiavélico y muy bien urdido plan chileno y de inversores extranjeros para usurpar zonas de gran riqueza natural, ambición por doquier...

La guerra muestra héroes por todos lados y lo común de éstos que voy a citar es que son héroes derrotados, en un sentido literal. En el lado boliviano cabe destacar a Eduardo Abaroa, comerciante boliviano, cuya frase célebre y tragicómica fue: "¡Que se rinda su abuela… Carajo!", para luego morirse, y que sólo la memoria boliviana le ha permitido trascender en la historia. Arturo Pratt, capitán de la Esmeralda, y que según "fuentes oficiales chilenas" murió al trata de abordar el Huáscar... Y por supuesto que por el lado peruano al "Caballero de los mares" que durante meses, y con apoyo del famosisímo monitor, mantuvo en jaque a los principales puertos chilenos hasta que llegó el 8 de octubre, día en que toda la armada chilena le dio caza. Obvio que Chile como ganador de este conflicto nombraría como héroes a personajes que bien podrían ser parte de un museo de espanto por sus terribles crímenes de lesa humanidad contra indefensas poblaciones civiles. Dicen que la historia antigua no se puede juzgar con criterios actuales y creo en eso como también que el resentimiento es la memoria del mediocre...

5 comentarios:

Javicentrico dijo...

Buah no se de que se trata
y no se donde la pasan
:-(

Oscar C. OKIPERU ® dijo...

Hola Javier... hace mucho tiempo pienso que andar con revanchismos y criando coraje no tienen razón de ser. Siempre que me puse a pensar en estas cosas llegaba a la misma conclusión: Que cojudo grau para rescatar enemigos que más tarde lo bombardearían... y mas huevón Bolognesi, por mandar a una carnicería a tanto chiquillo cuando no había nada que hacer. Como acabo de oír en una película esta tarde: "Mas vale vivir hoy... para atacar mañana".
En fín, esas cosas pasaron.
¿Conoces alguna mujer chilena?... si aún no, no sabes lo que te pierdes.
Saludos.
OKIPERU.BLOGSPOT.COM

Anónimo dijo...

Interesante tu blog sigue asi me gusta como redactas y lo que se puede decir que informas como este tema que si te soy sincera no tenía conocimiento alguno.

Anónimo dijo...

ke soy pikaooo wn si lo chileno somo ma pulentos q ustede lo... no se ke sarai si un sediento boliviano o un negro peruano pero = eri un ctm q ta pikao porke ganamo, Arturo Prat dio todo por nuestra hermosa bandera y vo pelandolo aca ctm

Anónimo dijo...

Terminada la batalla, el cuerpo de Abaroa fue enterrado con honores por el Ejército chileno, el día 23 de marzo en el cementerio de Calama. Su entierro fue hecho con honores de héroe efectuándose veintiún disparos en su honor y siendo envuelto en la bandera Chilena a falta de una bandera boliviana para este postume homenaje.

Luego de la guerra, el Coronel Chileno Villagrán escribió sobre estos hechos al gobierno de Bolivia, haciendo entrar en la historia al ingeniero.

wn no nos deji a nosotro komo si fueramo unos amorales, no abli was q no sabi