domingo, agosto 13, 2006

"Avenida Indiferencia"

El día que dejen de impresionarme las cosas que suceden alrededor mío habré perdido sensibilidad y la indiferencia se habrá enquistado en mi espíritu permanentemente... Cada mañana soy testigo, in situ, de la miseria humana a través de ejemplos tan deplorables que tendría que ser un caradura para no sentirme afectado. Me duele observar cada día, a través del cristal de un bus, como un niño de escasos diez años, descalzo, con una vestimenta hecha harapos se esmera en colocar, utilizando una varilla de metal, un pedazo de plástico en el teléfono público ubicado frente al Cine Star Sur de la avenida Los Héroes en San Juan de Miraflores. Son las 7:10 de la mañana, ya las calles se encuentran atestadas de personas que se dirigen, apresuradas, a sus centros de trabajo y el niño lejos de sentirse intimidado por la presencia de mucha gente en torno suyo se encuentra tranquilo y muy concentrado en su labor. Parece, el niño, estar en una realidad distinta al resto, invisible a los ojos de los demás... A pocos metros de él dos personas sentadas en el alféizar de los grandes ventanales conversan sin prestar atención al niño en el teléfono público...

El vehículo se detiene al principio de la Av. San Juan con el fin de esperar que el vehículo se llene. Algunos pasajeros demuestran su inconformidad y protestan por la demora. El chofer hace oídos sordos al pedido de los pasajeros. El cobrador gesticula y pregona lugares tratando personas hacia el vehículo. Varios sujetos de aspecto descuidado, oscurecidos por la bebida, la falta de higiene, en fin, la mala vida se "ofrecen" como "jaladores" ante la molestia del cobrador que sabe muy bien que se verá obligado a repartir unos cuanto céntimos a cada uno de éstos sujetos para no terminar con un vidrio de la unidad quebrado. Uno de éstos sujetos, tambaleante por la ingesta de sustancias nada santas y de bebidas que ni un químico podría desentrañar se ha asomado con una sonrisa descarada al estribo del vehículo. Observa a los pasajeros, una señora coge muy fuerte su bolso y un chico con la gorra puesta trata de no prestar atención al tipo que sonríe estupidamente pero pronto su actitud cambia pues es despojado de su gorra por aquel tipo que baja torpemente y con una piedra en la mano en señal amenazante. El chofer ni se inmuta ni mueve el vehículo, el cobrador se hace de la vista gorda y el chico sin su gorra permanece resignado en su asiento. Algunas personas muestran incomodidad por el hecho otros ni se dan por aludidos y el tipo con la gorra en la mano sonríe con su botín y hace alarde de él con la otra persona que ya ha recibido del cobrador un par de céntimos.

Cosas así ocurren a diario en la avenida San Juan. Las pequeñas unidades de transporte que se detienen un instante frente al mercado cooperativo y gavillas de delincuentes, a las seis y media de la tarde, abren las ventanas y arranchan las carteras a alguna distraída pasajera. Señoras que bajan del vehículo tratando de dar alcance a un escurridizo delincuente que ya se hizo humo en medio de un mar humano y vehicular, en medio de un mar de indiferencia total...


1 comentario:

Javicentrico dijo...

Tan interesante tu análisis
de cosas tan simples
de las cuales uno no se percata,
y tu lo haces una delicia
para devorarla con una
lectura voraz!!

Que bien my friend,
siempre
pero SIEMPRE
es un gusto leerte

Un abrazo

Escuchando: Ray of Light by Madonna