domingo, diciembre 10, 2006

"Una historia de fantasmas"

(Corregida y aumentada)

Los abuelos Teófilo y Demetria, y las demás personas habitantes de la antigua casona familiar, esperaban con mucha emoción la llegada de un nuevo nieto. Tía Rosa, la mayor de las hijas mujeres, bordeaba ya los nueve meses de gestación. En casa de Rosa, Rubén, su esposo y sus menores hijos esperaban más que ansiosos el alumbramiento. Rosa empezó el trabajo de parto de manera normal. Una comadrona la asistió y dio a luz una hermosa bebita pero empezaron las complicaciones. Rosa se desangra. El pánico se apodera de todos en su casa. El desorden cunde. La hemorragia es incontenible. La bebé es envuelta en una sábana, puesta en un cesto y bajo la cama. La atención se encuentra centrada en Rosa. Los hermanos de Rubén corren a llamar a los padres de Rosa. Afuera, llueve muy fuerte. El camino se encuentra completamente anegado. Sus pasos son difíciles y en falso. Después de sortear mil y un charcos llegan a la casa de los abuelos, completamente mojados, golpean la puerta fuertemente. Alarmados los de dentro, abren presurosamente en espera de nuevas. Los abuelos y sus hijos mayores corren a casa de Rosa . Sólo las pequeñas se quedan en casa.

Las pequeñas (Herminia, Demetria, Celestina y Joaquina), entre 4 y 8 años, quedaron sorprendidas por la premura de los abuelos y de sus padres. Intentan seguir con sus juegos infantiles pero no ya no les hallan gracia. La preocupación les invade. La espera es larga y angustiosa. Ya han pasado varias horas horas desde que se fue la tata con el abuelo. La lluvia cae, golpeando el tejado, de manera sostenida y monótona, el olor a tierra húmeda penetra por las ventanas. Está oscureciendo. Una tristeza profunda ha penetrado en sus entrañas. La oscuridad invade la casa. La noche les aterra. La lluvia parece haber desaparecido con la oscuridad..., las gotas caen de manera espaciada y un ruido diferente, distinto, les pone los pelos de punta...

...Los abuelos, sus hijos y los hermanos de Rubén corren a casa de Rosa. Evitan los charcos grandes. Se encuentran totalmente empapados. Un objeto oscuro, delante, les lleva ventaja. Detienen de manera intempestiva su marcha para ver lo que parecen una sábanas, en media de la oscuridad, con forma humana que flamea y avanza hacia la casa de Rosa. No pueden creer lo que ven sus ojos, pero reinician la marcha. Al llegar a la casa les espera una infausta noticia...

Las niñas sienten un ruido fuera de casa. Corren a una habitación y se esconden bajo la cama.. El ruido de la puerta al abrir les hace sudar frio. Cierran sus ojitos y permanecen juntas, muy juntas, temblando. Se siente pasos que se acercan al umbral de esa puerta... parece que se detienen... continúan hacia la cocina... ahora se escuchan en la cocina... de pronto un "llanto" (o lo que parece uno) se escucha. Se siente claro, muy claro, agudo, triste, muy triste. Las niñas están aterradas. El tiempo no pasa y el "llanto" no cesa. De pronto un portazo. Lanzán un grito al unísono. Son presas de la desesperación ... Eran los abuelos. Las niñas los abrazan. Temblando y llorando. Los abuelos les informan que la tía Rosa ha muerto. Las niñas lloran, pues la querían muchísimo. Y preguntan por el bebé. Los abuelos no supieron que decir. ¡Cielos! ¿Dónde está el bebé? Los abuelos regresaron a casa de Rosa (esta vez llevaron a las niñas) y preguntaron por el bebé. Se encontraba debajo de la cama, desnuda y sin emitir sonido alguno. Los abuelos cargan a la bebé, pensaba que también había muerto, pero no era así. Gruesas lágrimas recorren sus mejillas. La pequeña Rosita no entiende que pasa. Los demás en la casa lloran de manera desconsolada.

Una de las protagonistas, Herminia, mi madre, me contó esta historia...

1 comentario:

Anónimo dijo...

buena! buena historia solo que no entendi mucho el porque del tema...osea "una hostoria de fantasmas" y no hay "fantasma alguno" como que no va ...pero bbuuueno ta buena leanla...