jueves, diciembre 14, 2006

Nunca están de sobra un "por favor" y un "gracias"...

Se siente distinto, raro, como diría una muy querida amiga, no haber asistido hoy al gran almacén, molestias estomacales, que parecen ser un mal endémico en el trabajo, se confabularon para romper con mi línea de responsabilidad autoimpuesta: No llegar tarde, no faltar... Recuerdo ahora una frase que me decía mi padre: "Primero es tu salud...", aunque él obviamente le daba una connotación distinta pues con pícara mirada hacía alusión a bebidas alcohólicas de las que no soy devoto, claro que una pequeña copa de vino en la cena no se la voy a desdeñar a nadie pero, por supuesto, dejando de lado cualquier exceso, allí entran en juego mi criterio y mis represiones... Sólo dos veces en mi vida he sentido los estragos de las bebidas non santas, experiencias como las padecidas prefiero dejarlas en el olvido porque nunca me he sentido tan tonto en mi vida.

Un ardor en el estómago, deposiciones frecuentes y suaves, dolor abdominal, gases, me sentía hinchado como un sapo, son los síntomas que presento. Esta mañana, pasadas las siete, me dirigí al Policlínico de Essalud ubicado en la residencial Los Próceres, Surco. La noche previa había hecho una llamada, a golpe de las siete y media, solicitando una cita pero por ser la primera que me atiendo en esa institución estatal me conminaron, una señorita con voz muy amable, acercarme a la oficina de admisión, con mi DNI, para crear mi historia clínica. En la puerta de entrada se enontraban dos agentes de seguridas, vulgarmente conocidos como guachimanes, quienes me solicitaron mi DNI a la vez que me indicaron el camino, al fondo a la derecha, a la oficina de Admisión. Sin embargo, para desconcierto mío vi un pequeño pasillo atestado de personas de la tercera edad, sólo habían un par de personas que hacían las veces de compañía de la personas mayores y al final de la "cola" (una costumbre muy peruana) había una señorita vestida de negro a quien le pregunté por la oficina de admisión pero no me dio razón alguna. Volví a la entrada y le dije al "guachimán" (variante de watchman) lo que había visto y me recalcó que ese era el lugar que buscaba. Mientras esperaba que la ventanilla de atención se pusiera en marcha me puse a jugar con "El Príncipe de Persia", un juego que descargué a mi celular y del que me declaro adicto desde su versión primigenia que jugaba en una computadora que tenía sólo 512 de memoria KB y 52 megas de disco duro... Todavía no termino de acostumbrarme a los pequeños botones y me quedé en el segundo nivel. Una señorita, de cabellos ensortijados y húmedos atravesó, muy de prisa, el pasillo y la cola se desmembró pues los que buscaban una cita corrieron para formar una cola, más compacta, los nombres de los ancianos que se encontraban en la sala eran mencionados por los consultorios adyacentes. Habían, alrededor, muchos afiches recomendando atención preferencial y respeto a personas discapacitadas pero lo primero que tuve que ver fue el maltrato que recibió una persona mayor apoyada en una muleta... La señorita de cabellos ensortijados peleaba con el teclado de la computadora, la tecla Enter parecía no responder a las pulsaciones pues la golpeaba repetidas veces y con gran fuerza. Atendió al mencionado señor y le dio una cita para el sábado pero el señor dijo que no podía ese día pues tenía que ir a cobrar su pensión y la señorita, cortante, le dijo que tenía que hacer nuevamente su cola. El señor reclamó aduciendo era una persona con muletas pero la señorita parecía no oirle y lo mandaba a hacer su cola nuevamente. Le tocaba el turno a una joven señora que tuvo que recordarle a la señorita de Admisión que la atención era preferencial para personas con algún tipo de problema físico... La misma señorita con una semblante mas amable me atendió rápidamente, le rogué que me diera una cita para el mismo día y me dia una para el mismo día, hoy, a las seis de la tarde en un consultorio externo. Junto con la cita me dio un pequeño croquis que seguí apenas salí del policlínico para no perderme en el camino en la tarde. Tomé el camino largo y bajo las indicaciones de un amable señor di con la dirección teniendo que pasar por callejones no muy agradable. De salida tomé una ruta alterna y salí cerca a la urbanización los precursores. Ya tenía definida mi ruta para más tarde entonces, tomaría ese atajo...

Éstos días la carga laboral ha estado pesada, ingresó harta mercadería. El sábado nos quedamos hasta las una de la mañana. El lunes salimos temprano, el martes y miércoles nuevamente volvió el trabajo rudo. El miércoles pedí permiso a Juan para retirarme a las seis y me dejo ir sin problemas y recomendándome que me cuidara. Nadie se enteró porque sino la alharaca y los abucheos habrían sido intensos. Total ya estoy acostumbrado a los "lances". Un "lance" es cuando alguien de manera maliciosa te pone en evidencia para bajonearte... "Áhhh la...", es la expresión dicha a viva voz más frecuento para dejarte mal ante el resto o el poco tino de algunas personas a la hora de pedir las cosas. Nunca están de sobra un "por favor" y un "gracias"...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo contigo, nunca esta demás un "por favor"
Te invito a visitar mi Blog, opina, tengo un "por favor"
Hasta pronto