Esa tarde negra volví a sentir la ansiedad, una sensación de vacío, insatisfacción, soledad, resignación obligada... Sólo intercambié unas cuantas palabras con los rezagados en el comedor, un par de amigos que aún merodeaban por el lugar a pesar de que ya casi eran las cuatro de la tarde, entre ellos Bric que trató de darme ánimo cuando solté aquella inelegante pero gráfica frase: "¡Me llegó todo al pincho...!" y estuve a punto de desmoronarme. Paré de hablar cuando sentí que se quebró mi voz... No iba a dar ese espectáculo...
Me dejaron sólo y se agolparon en mi mente sentimientos encontrados... Tenía ganas de mandar todo al Diablo e irme; la calle estaba cerca, quería escabullirme, llegar a casa y encerrarme en mi habitación. No podía comer, no pasaba una cuchara más. Bajaba la cabeza y tocaba mis sienes mientras respiraba profunda y repetidamente. "No puedo más...", me repetía mentalmente y apoyé mi frente en la palma de una de mis manos... Eve pasa por ahí y me saluda con mucha gracia, yo sonrío por compromiso, simulo comer para no mirarla, no tenía humor para nada. La molestia pasó y dejó lugar a estado mustio , definitivamente, un estado depre total. Se juntaron tantas cosas en un misma día y en tan poco tiempo que el peso se me hizo ostensiblemente pesado.
Me sentí dentro de un fuego cruzado, mucha gente amiga disgustada y yo sintiéndome como el responsable de haber encendido la mecha en el polvorín de desencuentros e intolerancia.
No podía dormir y creo que fue el cansancio el que al fin le ganó batalla a mis párpados.
Domingo, un día fresco y ya con mis demonios calmados le preparé el desayuno a las nenas que mañana vuelven al cole. Para alegría mía Vero y Vale se quedan en mi casa, este año estudian en colegios de San Juan. Mi hermana Mila convenció a sus padres para que así sea. Así que este año ya tengo dos hijas a las que guiar. Todo esto me cambia de humor, mientras escucho parte de la letra de una canción de Hombres G que dice: "Nuestra vida es un regalo sin abrir... Y nadie puede imaginar este Cielo tan bonito...". La vida es hermosa si logramos hallar el ángulo. Pueden presentarse malos momentos, ciertos, pero son sólo circunstancias que pueden ser reemplazadas por momentos gratos que son más entrañables e imperecederos.
Gracias...
Me dejaron sólo y se agolparon en mi mente sentimientos encontrados... Tenía ganas de mandar todo al Diablo e irme; la calle estaba cerca, quería escabullirme, llegar a casa y encerrarme en mi habitación. No podía comer, no pasaba una cuchara más. Bajaba la cabeza y tocaba mis sienes mientras respiraba profunda y repetidamente. "No puedo más...", me repetía mentalmente y apoyé mi frente en la palma de una de mis manos... Eve pasa por ahí y me saluda con mucha gracia, yo sonrío por compromiso, simulo comer para no mirarla, no tenía humor para nada. La molestia pasó y dejó lugar a estado mustio , definitivamente, un estado depre total. Se juntaron tantas cosas en un misma día y en tan poco tiempo que el peso se me hizo ostensiblemente pesado.
Me sentí dentro de un fuego cruzado, mucha gente amiga disgustada y yo sintiéndome como el responsable de haber encendido la mecha en el polvorín de desencuentros e intolerancia.
No podía dormir y creo que fue el cansancio el que al fin le ganó batalla a mis párpados.
Domingo, un día fresco y ya con mis demonios calmados le preparé el desayuno a las nenas que mañana vuelven al cole. Para alegría mía Vero y Vale se quedan en mi casa, este año estudian en colegios de San Juan. Mi hermana Mila convenció a sus padres para que así sea. Así que este año ya tengo dos hijas a las que guiar. Todo esto me cambia de humor, mientras escucho parte de la letra de una canción de Hombres G que dice: "Nuestra vida es un regalo sin abrir... Y nadie puede imaginar este Cielo tan bonito...". La vida es hermosa si logramos hallar el ángulo. Pueden presentarse malos momentos, ciertos, pero son sólo circunstancias que pueden ser reemplazadas por momentos gratos que son más entrañables e imperecederos.
Gracias...
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