Tenía 10 años. Cursaba el último año de primaria. Me habían nombrado policía escolar y la verdad... lo odiaba. Tenía que poner orden en la formación y no era precisamente un chico de carácter. Los demás, lo ponían en evidencia, haciendo mofa de mis órdenes (súplicas) o simplemente, me ignoraban. También, en mi sección, habían nombrado como policía a Eduardo ("Fosforito"), moreno de cabellos lacios. El, era hiperactivo, escandaloso, chismoso y ante ello, todos iban a formar para no sufrir más de sus gritos o aspavientos.
La sección del 6to. "A" era de las más tranquilas... Pero al irse la maestra, dejando la clase en suspenso, estallaba la algarabía y el desenfreno. "Fosforito" se multiplicaba, ordenaba a todo el mundo que se callara. Nadie le hacía caso. Amenazaba con hacer una lista de nombres y entregársela a la profesora. Me ordenaba a mí escribirla...Todos eran mis amigos y amigas. Salí del salón a respirar tranquilidad. En los demás salones el ruidos, los gritos eran iguales. Cada vez que había una reunión de maestras el recreo entraba en los salones.
La auxiliar (la nueva) iba de un salón a otro poniendo orden y tan pronto salía el silencio desaparecía. Yo,bajaba las viejas escaleras, me gustaba deslizar mi mano por la baranda... La auxiliar al verme me llamó y me dijo que fuera a buscar a las policías escolares de 6to. "B". Regresé sobre mis pasos. Crucé el frente de mi aula, torcí a la derecha y al fondo. Y allí estaba la sección de 6to. "B". A comparación del resto, aquí sólo se oían cuchicheos y ruidos de hojas... Abrí la puerta y el rostro de espanto se dibujó en la cara de muchos... La profesora los había dejado en pleno examen y ellos aprovechaban para "consultar" sus libros y apuntes... Las policías escolares también... Las llamé y les dijé que la auxiliar quería verlas. Salieron y cerraron la puerta. Y se volvieron a escuchar los cuchicheos...
Ambas se pararon frente a mis ojos. El pasillo estaba desierto. Me sentí devorada por dos pares de ojos. De pálido pasé a colorado. Paty, rubia, delgada, de piernas largas y delgadas, ojos celestes como el cielo y en actitud fresca, atrevida. Mónica, alta, cachetona y al sonreir se le formaban unos hoyuelos, como en aquel instante. Comenzaron a girar alrededor mío y yo turbado, totalmente azorado, a punto de hacerme la pis... La auxiliar llegó al rescate. Venía subiendo las escaleras con premura y al vernos nos llamó y señalo que nos dirigieramos al primer piso. Allí, nos asignó mantener el orden y disciplina en secciones de 4to. y 5to. La sección que me tocó era de las más tranquilas. No había mucho que hacer y salí a caminar. En la oficina de la auxiliar no había nadie. Ella también había ido a la reunión.
Entré en le oficina y todo estaba muy ordenado. Me acordé de mis momentos pasados en ese lugar y sonreí. No sé por cuánto tiempo... El golpe de la puerta al cerrarse, me hizo reaccionar, y dos niñas (Paty y Mónica) acercándose como femme fatales. Y yo retrocediendo.. Rozando, con las manos en la espalda el borde del escritorio (mis dedos resbalaron un par de veces). Huyendo de sus miradas. Colorado y ardiendo. Se acabó el camino. No había más espacio entre mi espalda y el muro. Acorralado. No había escapatoria posible. Las manitas de Paty y Mónica recorrían mi cabeza, cara, cuello y hombros... Disfrutaban de mi incomodidad. Paty totalmente deshinibida se me paró al frente. Intentó besarme. Le rehuí. La esquivaba. Cerraba los ojos y labios con fuerza. Intenté escapar y di contra los pechos de Mónica (bastante desarrolladita la niña). Quise pedirle "perdón" pero mi sorpresa fue enorme. Mi curiosidad mayor. Dejé la boca entreabierta y Mónica me besó. Con mucha suavidad y delicadeza. Un hilito nos unía y apresuré en apartarlo con el revés de la mano. Sentí una sensación extraña, nueva, agradable. Un escalofrío recorría mi espalda. Paty, se acercó y también me besó. Su beso fue algo torpe, como un impacto de dos cuerpos a velocidad. Luego se corrigió ladeó su cara y me besó... Y yo la besé. Me volví en participante activo en una ronda interminable de besos, de besos tiernos sin una pizca de malicia. Cerraba los ojos al besar y ellas igual... Se escuchó ruido afuera y nos apresuramos en salir. En la puerta nos topamos con los ojos de la auxiliar. Digo los ojos porque es lo que más recuerdo: Enormes y fuera de su órbita. No nos preguntó que estábamos haciendo. Nos ordenó regresar a nuestras respectivas aulas, pues la reunión de maestras había concluido.
La auxiliar me quería mucho y lo demostraba. Yo me sentía bien. Figúrense que a finales de año, en la entrega de diplomas (me llevé los primeros lugares en conducta y aprovechamiento), se creó una nueva categoría: "Mejor Policía Escolar" y adivinen ¿quién lo ganó?. Paty y Mónica aplaudían, daban brinquitos, levantaban los brazos en señal de triunfo y le hacían mofa a "Fosforito". Yo, sonreía, rojo como un tomate.
La sección del 6to. "A" era de las más tranquilas... Pero al irse la maestra, dejando la clase en suspenso, estallaba la algarabía y el desenfreno. "Fosforito" se multiplicaba, ordenaba a todo el mundo que se callara. Nadie le hacía caso. Amenazaba con hacer una lista de nombres y entregársela a la profesora. Me ordenaba a mí escribirla...Todos eran mis amigos y amigas. Salí del salón a respirar tranquilidad. En los demás salones el ruidos, los gritos eran iguales. Cada vez que había una reunión de maestras el recreo entraba en los salones.
La auxiliar (la nueva) iba de un salón a otro poniendo orden y tan pronto salía el silencio desaparecía. Yo,bajaba las viejas escaleras, me gustaba deslizar mi mano por la baranda... La auxiliar al verme me llamó y me dijo que fuera a buscar a las policías escolares de 6to. "B". Regresé sobre mis pasos. Crucé el frente de mi aula, torcí a la derecha y al fondo. Y allí estaba la sección de 6to. "B". A comparación del resto, aquí sólo se oían cuchicheos y ruidos de hojas... Abrí la puerta y el rostro de espanto se dibujó en la cara de muchos... La profesora los había dejado en pleno examen y ellos aprovechaban para "consultar" sus libros y apuntes... Las policías escolares también... Las llamé y les dijé que la auxiliar quería verlas. Salieron y cerraron la puerta. Y se volvieron a escuchar los cuchicheos...
Ambas se pararon frente a mis ojos. El pasillo estaba desierto. Me sentí devorada por dos pares de ojos. De pálido pasé a colorado. Paty, rubia, delgada, de piernas largas y delgadas, ojos celestes como el cielo y en actitud fresca, atrevida. Mónica, alta, cachetona y al sonreir se le formaban unos hoyuelos, como en aquel instante. Comenzaron a girar alrededor mío y yo turbado, totalmente azorado, a punto de hacerme la pis... La auxiliar llegó al rescate. Venía subiendo las escaleras con premura y al vernos nos llamó y señalo que nos dirigieramos al primer piso. Allí, nos asignó mantener el orden y disciplina en secciones de 4to. y 5to. La sección que me tocó era de las más tranquilas. No había mucho que hacer y salí a caminar. En la oficina de la auxiliar no había nadie. Ella también había ido a la reunión.
Entré en le oficina y todo estaba muy ordenado. Me acordé de mis momentos pasados en ese lugar y sonreí. No sé por cuánto tiempo... El golpe de la puerta al cerrarse, me hizo reaccionar, y dos niñas (Paty y Mónica) acercándose como femme fatales. Y yo retrocediendo.. Rozando, con las manos en la espalda el borde del escritorio (mis dedos resbalaron un par de veces). Huyendo de sus miradas. Colorado y ardiendo. Se acabó el camino. No había más espacio entre mi espalda y el muro. Acorralado. No había escapatoria posible. Las manitas de Paty y Mónica recorrían mi cabeza, cara, cuello y hombros... Disfrutaban de mi incomodidad. Paty totalmente deshinibida se me paró al frente. Intentó besarme. Le rehuí. La esquivaba. Cerraba los ojos y labios con fuerza. Intenté escapar y di contra los pechos de Mónica (bastante desarrolladita la niña). Quise pedirle "perdón" pero mi sorpresa fue enorme. Mi curiosidad mayor. Dejé la boca entreabierta y Mónica me besó. Con mucha suavidad y delicadeza. Un hilito nos unía y apresuré en apartarlo con el revés de la mano. Sentí una sensación extraña, nueva, agradable. Un escalofrío recorría mi espalda. Paty, se acercó y también me besó. Su beso fue algo torpe, como un impacto de dos cuerpos a velocidad. Luego se corrigió ladeó su cara y me besó... Y yo la besé. Me volví en participante activo en una ronda interminable de besos, de besos tiernos sin una pizca de malicia. Cerraba los ojos al besar y ellas igual... Se escuchó ruido afuera y nos apresuramos en salir. En la puerta nos topamos con los ojos de la auxiliar. Digo los ojos porque es lo que más recuerdo: Enormes y fuera de su órbita. No nos preguntó que estábamos haciendo. Nos ordenó regresar a nuestras respectivas aulas, pues la reunión de maestras había concluido.
La auxiliar me quería mucho y lo demostraba. Yo me sentía bien. Figúrense que a finales de año, en la entrega de diplomas (me llevé los primeros lugares en conducta y aprovechamiento), se creó una nueva categoría: "Mejor Policía Escolar" y adivinen ¿quién lo ganó?. Paty y Mónica aplaudían, daban brinquitos, levantaban los brazos en señal de triunfo y le hacían mofa a "Fosforito". Yo, sonreía, rojo como un tomate.
Javier Alonso
1 comentario:
amigo mio recuerdo ese dia cuando ingresastes al salon como un tartamudo y anita te pregunto vistes un fantasma. y tu decias n-o -s-i n-o-o - n-o nunca supimos q paso ahora ya veo cual era tu problema no eras tartamudo y no era un fantasma eran dos hermosas niñas q ahora seran unas hermosas mamas ( amparo castro amezquita)
Publicar un comentario