Semana realmente dispar, con sentimientos encontrados y la presión al más alto nivel... Esta semana me han puesto a prueba en el laburo y no creo haber aprobado todas las materias... Lo que más puedo destacar son aquellos instantes álgidos, todavía siento a flor de piel aquel momento en particular cuando todos estaban sobre mí, eufemísticamente hablando, pidiéndome cosas y yo sin poder atenderlos a un mismo tiempo. Quería estallar y mandar todo al diablo, sobre todo cuando Walt gritó tratando de ponerme en evidencia, una particularidad muy suya, ante Vladi. No sé por qué me dio por llamar a Vladi y decirle de que esa no era manera de dirigirse hacia mi ya que estaba ocupado haciendo una tarea y que no podía dejarla a medias para hacer otra que de todas maneras iba a hacer en algunos minutos más. Vladi, "cancherazo", me dijo que no le hiciera caso, que continuara con lo que estaba haciendo y que no me molestara. En aquel momento mi cabeza parecía a punto de echar vapor como tetera hirviente y me dieron ganas de llorar por la rabia contenida y yo que miro al costado y que veo al "Cachorro" observándome con escudriñadora atención tratando de leer algo en mi mirada, lo esquivé, voltié la cara y seguí con mi labores en la computadora con los ojos humedecidos y algo contrariado. Me acordé de Vladi y de sus momentos cuando debería perder la paciencia y que en lugar de estallar se pone a tararear una canción harta escuchada por mi. Quizás debería seguir su ejemplo cuando todos quieren cosas de mi, taponearme los oídos, tarararear una canción agradable y seguir con lo mío, dejando de lado la presión. Convencerme a mi mismo de que no puedo ayudar a todos a un mismo tiempo para no frustarme. Seguiré el consejo de Lizzy de delegar algunas funciones, algo que ya sabía pero que olvidé en el camino, que me resultan casi imposibles realizar. Fácil sería inventar datos pero esa no es mi forma de proceder, no me gusta mentir ni que me mientan en el laburo, en la casa, en cualquier parte...
Estas temporadas son terribles y recargadas de trabajo. Ahora estoy al otro lado de la vereda, por así decirlo. El año pasado mi tarea era simple pero no por ello menos importante. Ahora tengo mayores responsabilidades y resulta necesario tomar decisiones a cada instante y algunas veces inconsultamente, aplicando el criterio, cayendo en la manipulación o algo peor...
Recuerdo a mi anterior encargado hecho un pichín, rojo por la rabia, gritando y apurando a todo el mundo. A él lo presionaban y transmitía esa presión de distintas maneras y, a algunos les tocaba las de perder, yo no tuve demasiadas desavenencias con él. Pero trabajar con presión, y sobre todo con una presión autoimpuesta, conlleva a cometer errores, no se puede correr sin tropezar sobre todo si se corre sin estribos...
Domingo por la mañana, espectando "Gilda", una antiquísima película de una mujer bella como ninguna y manipuladora como cualquiera (¡Upss!, no fue mi intención caer en la generalización, sorry pues...). Con un protagonista duro en base a las asperezas de una vida llevada al azar pero que al final le juega en contra cuando encuentra a alguien de su misma calaña y catadura. Imperdible pela y te deja esa sensación, flotante, de que existan muchas mujeres como Gilda jugando, valga la redundancia, a un doble juego...
Domingo tranqui por donde se le mire, ¡Uuuy, mi habitación!, me va tomar horas arreglarla. La alfombra está echa un asco, hace varios días que no limpio y un polvillo blanco, dictador, se ha depositado en cada uno de los muebles. Bueno, al mal paso darle prisa asi es que empezaré por buscar mi cama perdida por algún rincón de esta vorágine tempestuosa llamada "habitación mía", pero escuchando música y tarareando canciones agradables como para expectorar malos momentos y fantasmas de un pasado reciente pero perfectamente olvidables, por necesidad y deseo... Más tarde iré a buscar a Valeria, jugaré con Vero y con los animalitos de Karina, mis tres adorables sobrinas que viven en las arenas de Villa el Salvador.
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