Hace casi cuatro meses que discutí con uno de mis mejores amigos y desde entonces no nos hablamos, bueno sólo lo hacemos por cuestiones meramente laborales y más nada. Trabajamos juntos pero se cortó aquel puente comunicacional tan pletórico de antaño y que ahora es sólo un vago y difuso recuerdo. Creo que discutimos por una tontería, me gritó y yo le respondí con la misma vehemencia, no suelo reaccionar así generalmente, pero esa vez me sentí humillado públicamente y lo mandé a freir monos... Me quitó el habla, el saludo, "La ley del hielo" supongo.
Algunos se preguntaban "qué rayos pasó, ¿no eran tan amigos?" y ninguno de los dos daba su brazo su torcer. Me molestó en primera instancia su resentimiento a pesar de que es un tipo hecho y derecho, con un nivel educativo por encima del promedio, sin embargo no carente de una vena criolla, pícara hasta llegar a la grosería e impertinencia y la verdad es que no quise complicarme, y de la molestia pasé a la indiferencia total. Nos cruzábamos y ni nos saludábamos. A veces sentía nostalgia pero no podía permitirme ese lujo pues yo no busqué esta situación. No me sentía responsable de ella, por más que pisé el palito...
No creo tener enemigos dentro del trabajo ni fuera de él, tampoco soy Mr. Personalidad pero puedo aseverar, sin caer en la soberbia, que me llevo bien con todos o..., con casi todos, bueno la excepción confirma la regla...
Sin embargo, sin embargo y sin embargo..., voy a poner todo de mi parte, no importa, hasta sacrificando mi vano orgullo en recuperar aquella amistad... I promise you.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario