domingo, diciembre 30, 2007

"La sesión terminó..."

Si..., resignado ya (¡Joder!), a partir del lunes usaré lentes... Leve miopía, leve astigmatismo, uso permanente (Bullshit!)...

Hace semanas que sentía mis ojitos cansados, una irritabilidad pertináz que me impedía leer siquiera un par de líneas del libro de turno e incluso, me molestaba la luz diurna (Uhmmmm... ¿Complejo de vampiro?). Creo que las excesivas horas frente a una computadora están pagando factura. Bueno, a pesar de mis serias reticencias tuve que ceder al uso de estos artilugios ópticos, ya no soportaba las molestias y sin pensarlo dos veces, apenas salí del laburo, me dirigí al consultorio. Estuve viendo primero algunas monturas, no me decidía por ninguna... Bueno me quedé con las regularonas: Una de color broncíneo y marco completo. Los exámenes de rutina, las explicaciones de rigor, en resumen: GAFAS. Gafas para usarlas permanentemente...

Hoy (ayer), la chamba se puso cuesta ariba, faltaron siete personas del área. También faltó El Cachorro, asi es que todo el trabajo recayó sobre mis hombros. Creo que, espero, es mi deseo, no se presentó ningún inconveniente insalvable. En todo caso, si se presentaron algunos ligeros problemillas (hay cosas que aún no puedo manejar sin caer en la Lizzy- dependencia) se arregló bien (¡Gracias totales!). Ni siquiera puder ir al baño... Pasadas las tres salí a comer, sólo media hora, había demasiados pendientes que atender. Los chicos se fueron a las cuatro y yo me quedé sólo hasta las seis de la tarde, finiquitándolos.

Creo que salí del almacén a las 6:20 p.m. aprox. y el cielo estaba muy claro aún. En la tiendita a una cuadra del almacén estaban algunos muchachos de mi área celebrando por anticipado el año nuevo. Inicialmente, no hice caso a sus llamados, sólo les dije adiós... Pero, después lo pensé mejor, no podía desairarlos. Total, podía acompañarlos un rato y ellos no me podían obligar a beber licor, así es que retorné sobre mis pasos andados y entré a la tiendita. Ya estaban algo "picados", un brillo presente en sus ojos y las sonrisas fáciles, secuela del líquido non sancto. El recibimiento fue apoteósico, siempre exagerando. Eran cinco de mis compañeros que me recibieron con fanfarrias e incredulidad. En la otra mesa se hallaban cinco bellas chicas que también trabajan en el almacén (Aquí alguien estaba sobrando), también bebían. ¡Salud! ¡Salud! Los acompañé con una Guaraná. Torres le pedía a la señora de la tienda que sintonizara bien la radio pues estaba sonando una canción que le gustaba. Menos mal que no eran de esos bebedores pesados que prácticamente te obligan a beber, apenas llegué les dije yo no tomaba licor, sólo vino pero a la muerte de un obispo..., obvio que en dosis moderadas, un par de copas, más nada. Las chicas también estaban empiladas y entonaban una salsita pegajosa. Les puse tres cervezas sobre la mesa, les deseé un muy feliz año por venir, les hice las recomendaciones para que no se excedieran en las celebraciones y me despedí.

Cerca de casa me encontré, circunstancialmente, con Víctor, un amigo del trabajo, y su enamorada Angie, ex-proveedora, que salían del cine. Y luego, mas allá, con Cardinale, compañero también del trabajo, que había ido a hacer sus compras al Tottus, intercambiamos un par de palabras y nos despedimos. Ya había ido al consultorio oftalmológico y la sentencia había sido dictada, no había apelación y ni el menor asomo de reconsideración...

Mi hermana me contó que a su vez mi prima le contó que anteanoche un carro estuvo a punto de arrollar a mi padre. Mi padre es de las personas que cruza la pista de manera temeraria. El tráfico frente al Metro es enorme de noche. Largas y largas filas de autos que pasan y pasan en una caravana interminable que hasta el más paciente pierde esa cualidad. Apenas llegó le hice frente, le dije que tuviera cuidado, lo resondré como si fuera mi hijo...

"Siembra vientos y cosecharás tempestades...", la noche no acabó tan bien y creo que yo mismo soy el culpable de eso... No culpo a los infidentes (nunca he guardado rencores a nadie), cuando yo mismo lo fui. Pero me quedó la carga mental que la cagué toda. ¡Dios! ¿No sé que imagen tendrán de mí? (distorsionada, sesgada, correcta, incorrecta, no sé, ya no quiero ni pensarlo...) Después de caer en raciocinio, me sentí remal, creo que ya empezaron las horas depre... La sesión terminó...

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