sábado, diciembre 15, 2007

"Itatí"

Mi casa despertó convertida en un comedor popular... Je je je.

Anoche llegué retarde, aproximadamente a las once, todavía había mucha gentita por la calle.Y apenas traspuse el umbral de mi casa pude ver bolsones y bolsones de tubérculos, verduras y más... Como si recién hubiesen cosechado. Aparte de tres enormes cocinas industriales en medio de mi salita de estar. Mi hermana Itatí ha tomado muy en serio su empresa de eventos y ha conseguido varios contratos con colegios y universidades. Ella pone los recuerdos: álbumes fotográficos, videos y hasta la comilona.

Desde hace varias semanas que duermo con música y de lo que ocurra de la puerta de mi habitación hacia afuera yo ni me entero... No oigo nada. Bueno, me levanté a las cinco y media de la mañana, fiel a mi costumbre diaria, con la idea de darme un duchazo tibio, fresco y reparador. Apenas hube pisado el primer escalón con destino a la primera planta pude percibir murmuraciones. Bueno, igual tenía que bajar y me tropé con un tropel de cocineros que había convertido mi comedor en una mesa de cocina. Todos ellos vestidos de impoluto blanco estaban enfrascados en los preparativos de una comida. Uno de ello de manera diestra cortaba un pescado. Con mi cara de sueño, empijamado, y mi ropa de chamba en brazos les di los buenos días. Váya que tal aguante de los tipos, mi mamá me dijo que se habían amanecido cocinando y haciendo todos los preparativos culinarios para aquel día.

Me dio algo de roche desplazarme por la sala y el comedor, evadiendo esos tipos, con toda mi ropa de chamba en brazos, sólo faltó que bajara con mis botas, eso hubiera sido un roche total. Mantuve la calma y de manera solemne, ecuánime, me desplacé con destino al baño.

Mi hermana Itatí es recontraentradora, con un espíritu indomable capáz de tumbar cualquier barrera u obstáculo que se le presente en el camino. Empezó como anfitriona de eventos, pues mi hermanita es relinda, nada que ver con el monstruo de su hermano (me). Aprendió, in situ, el teje y maneje de las empresas de eventos y decidió mandarse sola, si cabe la expresión.
Trabajaba hasta hace un par de meses como supervisora de ventas en una importante empresa con un buen sueldo pero renunció para dedicarse a esto que le encanta. Durante muchos días la vi sentada frente a una máquina de coser cosiendo togas o armando birretes blancos, azules o morados, a gusto del cliente. Trabajaba como una hormiguita preparando su invierno.

Itatí es reindependiente, tiene una niña de seis años a quien le paga un exclusivo colegio de Chorrillos. No desea quedarse en la mediocridad ni ser un número más. Eso es lo que admiro de mi linda hermanita que situaciones, en las que otras personas hubieran tirado la toalla, ellas las usó para sobreponerse y actuar con mucha mayor fuerza.

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